La lucha contra la exclusión social requiere apoyo del Sistema Estadístico Nacional, transparencia y apoyo ciudadano. Es verdad de peruanos -encuestados o no- afirmar que las cifras del INEI traídas entre las maromas del gobierno anterior no son técnicas.
Las cifras de fantasía no concuerdan con la realidad que se vive. No cuadran sus cálculos de pobreza monetaria con las que tiene la ministra de la Inclusión Social y Desarrollo, Carolina Trivelli, del comité sobre medición de pobreza e investigadora rural, finanzas y desarrollo rural. La distancia entre los dos es cada día más honda.
A esto se suma que Humala ve las cifras con duda, recelo y desdén. Y el premier, ¿qué dice? ¿Y qué investiga el Congreso al respecto? Este 7,6% del PBI no lo cree nadie. Inflar las estadísticas es de piquichones. Borges decía que en el mundo hay grandes mentiras y otras más grandes: las estadísticas. El ciudadano en kioscos lee “crecemos siete y medio por ciento”. ¿Tres puntos más, ahora? Imposible creerles. Unos cuantos han crecido, ¿todo va bien y yo en lonas? Cuatro gatos nublan la visión de millones.
Dice el INEI que la construcción engorda el crecimiento económico ya no en 4,7%, sino en 7,6%. Cifras son opuestas a la realidad. Cuatro cementeras marcan la alegría peruana con tan solemne porcentaje. Todos tratan de vender su cuento de acuerdo con la ideología que representan, pero al final defienden al sistema financiero, para luego mantenerse y dejan sin trabajo a la gente, les roban sus ahorros o pensión de jubilación, les aumentan los impuestos y el costo de vida a las familias.
Hay un singular crecimiento urbano de los departamentos andinos del país, el cual, en menos de cuatro años, casi ha duplicado el peso urbano. Por ejemplo, en Huancavelica y Cajamarca. Y en otros como Ayacucho, Puno y Apurímac, donde la proporción urbana de viviendas es un tercio mayor que en el 2007.
Si mantenemos la proporción de hogares en pobreza monetaria y la aplicamos a la proporción de viviendas por área de residencia del 2011, la proporción de pobres del departamento será menor al haber variado el total de viviendas por área de residencia proyectado para el 2011, independientemente de los nuevos programas que se implementen.
Aparte, las estadísticas no pueden enmendarle a la realidad. No están presentes en las regiones y hay poblaciones excluidas. Los conceptos deben ser objetivos como la misma recolección de datos. No de aquellos que mandaron al bombo la Pensión 65, donde los muertos cobraron. No es recomendable que repose todo el esfuerzo de la focalización (a nivel distrito o de menores ámbitos) en las encuestas de hogares, cuyo diseño debiera dar inferencias departamentales o de asociación estadística.
El diseño de las encuestas debieran tener una cobertura especial y circunscrita al ámbito materia de la intervención. Los excluidos necesitan que el diseño de las grandes encuestas tengan un marco muestral actualizado, estratificado concordante con el sistema estadístico nacional. Con verdaderas estadísticas, buenas decisiones.
Publicado el 19 de setiembre de 2012 en el diario La Razón.