El autogol del Congreso (I Parte)

En lo que va del año, los acontecimientos protagonizados por un buen número de parlamentarios demuestran y confirman que nuestro Congreso anda plagado de malos individuos –mal llamados “padres de la patria”– que deshonran el Parlamento y el país. Nuestros congresistas brillan mayormente por sus escándalos, dimes y diretes y/o blindajes, y no por sus desempeños, leyes o resultados importantes en beneficio de los ciudadanos.

Si se quiere que el ciudadano crea y confíe en su Congreso, habría que empezar por extirpar del hemiciclo a quienes, indudablemente, lo ensucian; empezando por quienes hacen gala de deshonestidad (ante sus electores) y su falta de espíritu de servicio a la Nación. Hace pocos días nomás, hemos podido ver el contradictorio y nauseabundo mensaje dado por el Pleno del Congreso al momento de sancionar a los congresistas Federico Pariona, Alejandro Yovera, Néstor Valqui y Wilder Ruiz; los dos primeros fueron sancionados y los dos restantes, curiosamente, no.

¿Cuál fue el motivo de la sanción? El haber consignado información falsa en su hoja de vida. Pese a haber hecho lo mismo, el congresista Wilder Ruiz la compasión de sus coleguitas le permitieron que éste pase “piola” y tenga un trato diferente. La misma suerte corrió el congresista Valqui, a pesar de los indicios encontrados por la Comisión de Ética que lo sindicaban como dueño de un night club, en donde se habría ejercido la prostitución. Vaya qué vergüenza de Parlamento tenemos.

Publicado el 21 de setiembre de 2012 en el diario La Razón.