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Martes 25 de septiembre 2012

La crisis financiera y Gran Recesión fueron creadas principalmente por los bancos y otras instituciones financieras y no por los políticos y sus partidos

Por: Gustavo Saberbein, Ph.D. *
La crisis financiera y Gran Recesión fueron creadas principalmente por los bancos y otras instituciones financieras  y no por los políticos y sus partidos
Foto: Difusión

César Molinas ha escrito hace poco tiempo en el diario español El País, un interesante artículo bajo el título Una teoría de la clase política española, en el que sostiene que: “Los políticos españoles son los principales responsables de la burbuja inmobiliaria, del colapso de las cajas de ahorro, de la burbuja de las energías renovables y de la burbuja de las infraestructuras innecesarias. Estos procesos han llevado a España a los rescates europeos, resistidos de forma numantina por nuestra clase política porque obligan a hacer reformas que erosionan su interés particular”
 
En este  interesante artículo, que dice mucho de la clase política española y del sistema político creado en España, se sostiene  que  son los  políticos y sus partidos los que han originado la crisis española actual, como resultado del pinchazo de  la burbuja crediticia creada en el periodo previo a la crisis, por los políticos.
 
Molinas olvida, sin embargo, que desde hace un buen tiempo, la economía y finanzas del mundo occidental es dirigida, principalmente, por los bancos de “Wall Street” y sus aliados, porque ellos tienen una gran influencia en los asesores económicos y financieros del Presidente y en los del  Secretario del Tesoro de EE.UU,  así como en la mayoría de los asesores de sus equivalentes en otros países.
 
Son también los  que nombran, controlan o persuaden  a los principales dirigentes y economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial y los que modelan a una buena parte de los  bancos centrales de reserva y otras instituciones claves que tienen que ver con el manejo de los recursos económicos y financieros de un país. Y que, además, tienen prácticamente como representantes, de ellos, a un número clave de legisladores que participan en la elaboración  y aprobación de  leyes relativas a las actividades económicas  y financieras, las mismas que incluyen el crédito y su regulación y supervisión. Tal  como sucedió en 1999, cuando  el Congreso de EE.UU derogó la ley “Glass Steagal”, aprobada en 1933 y que limitó,  por más de 75 años, el desarrollo de una  crisis financiera como la que se desató en  el 2008,  crisis  financiera que  trajo consigo la mayor recesión internacional de los últimos tres cuartos de siglo, es decir el mayor retroceso de la producción, el empleo y los salarios desde 1933.
 
Ellos tienen además el poder de calificar el riesgo crediticio de un país que influye de manera determinante en las tasas de interés internacionales que se cobran cuando un gobierno o una empresa privada necesitan realizar un préstamo en el mercado internacional de capitales, como sucede actualmente cuando España quiere colocar valores del gobierno en el mercado de capitales para financiar su presupuesto; o  cuando una empresa coloca en las bolsas de valores un determinado valor o título, como es el poder que usaron para calificar como buenas inversiones, la compra de los paquetes de hipotecas  que se vendieron en el mercado mundial de valores conteniendo hipotecas basura, antes de la crisis.
 
Y todo ello, es decir todo el poder antes descrito, utilizado con el propósito de  acabar con el Estado de economía mixta construido fundamentalmente por Roosevelt y Johnson en EE.UU, y con otros nombres y por otros políticos en otros países, con el fin de propulsar la globalización del capitalismo sin controles ni regulaciones, creando con ello las crisis de fines de los noventa y comienzos de los 2000, y sobre todo la peor crisis financiera y recesión, que hemos tenido y seguimos teniendo, desde la Gran Depresión de los años 1930.
 
La caída de las tasas de ganancia del capital en EE.UU y otras economías capitalistas maduras, desde mediados de los años 1970, fue el catalizador del regreso a la mayoría de países del Occidente, de a pocos primero, e intensamente después, del capitalismo sin frenos, llamado también capitalismo salvaje, neoliberalismo, o neoconservadurismo económico, desde el ingreso de Thatcher en Inglaterra (1979) y Reagan en EE.UU (1980).
 
La crisis que enfrentó y enfrenta el gobierno del presidente Obama, así como el gobierno de España y otros gobiernos  de Europa, se debe a todo lo hecho bajo el influjo de este significativo cambio  en las 3 últimas décadas, con los bancos  a la cabeza, empezando por Goldman Sachs, si hay que poner un nombre de “Wall Street”, y con G. W. Bush, si hay que referirse a un gobernante del país líder.
 
Por cierto, ello no exculpa a la clase política española, que no se capacitó a la velocidad y en la medida con que el mundo se globalizó, tal como sucedió en muchos países. Y creyó que un país puede crecer indefinidamente en base a la industria de construcción y el crédito fácil o irresponsable,  industria que llegó a representar en el 2006 el 12.6% del PBI de España, incluso teniendo términos fiscales y endeudamientos externos públicos manejables, como era antes de la crisis financiera.
 
A modo de anécdota, esta industria construyó casas y departamentos en las playas españolas, para que, entre otros, las compren los turistas alemanes, en adición a sus casas o departamentos que se habían comprado en Alemania, con crédito de bancos españoles, que a su vez habían recibido crédito de bancos alemanes.  Los bancos no hicieron bien su trabajo de analizar la factibilidad del repago del préstamo y los que pidieron el préstamo usaron el crédito fácil ofrecido porque “todo el mundo lo hacía”. Y ahora, luego de la crisis financiera y la consiguiente gran recesión, los que pagan el costo de la falta de regulación y supervisión, así como de la sed de ganancia financiera, es  el pueblo español.
 
Así, pues, es  forzado sostener que los políticos y sus partidos  crearon  las burbujas crediticias antes mencionadas por Molinas.  La burbujas crediticias las crearon los bancos y otras instituciones financieras,  con sus acciones, decisiones y argumentos (1), que incluían  la teoría de que los mercados son eficientes y se auto regulan, razón por la cual ha tenido que pedir públicamente perdón el ex presidente del Banco central de reserva de EE.UU (FED) Alan Greenspan y  se están rehaciendo muchos libros  de  finanzas en el mundo entero.

(1) Ver a este respecto el interesante libro Free Fall, del premio Nobel Joseph Stiglitz, de 2010  y el del también laureado con el Nobel Paul Krugman, The Return on Depressions on Economics, de 2009.
 
* Gustavo  Saberbein ha sido Ministro de Economía y Finanzas del Perú, miembro de la Junta de Gobernadores del Banco Mundial, así como también  profesor de Economía y Vicepresidente de la Universidad San Agustín en Chicago. Actualmente se desempeña  como consultor, conferencista y articulista.
 
Chicago 24 de septiembre de 2012

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