El jueves 20 de septiembre de 2012, el presidente de la República, en consejo de ministros, manifestó que su gestión tiene un "déficit importante de eficiencia". La noticia fue reseñada por El Universal. http://bit.ly/Uq7s1C. Me sorprendió que escogiera un eufemismo, porque nos tiene acostumbrados al lenguaje llano.
Creo que semejante confesión justificaba un final rotundo. Me hubiera parecido más apropiado que dijera: "Yo y mi gabinete, mis funcionarios todos, somos incapaces de garantizar que la infraestructura de la nación funcione como es debido". O el simple: "Somos una partida de incompetentes". Y acto seguido, que añadiera con lógica aplastante: "Por eso el país se nos cae a pedazos y no nos merecemos seguir gobernando".
Pero decir tales cosas, requiere valentía.
Se nota que, por la circunstancia electoral, escogió la retórica para que las mayorías no entendieran. Así que voy con otra consideración: ¡Ha confesado ineficiencia después de 14 años detentando el poder más absoluto que haya tenido gobernante alguno de nuestra nación!
Pero no dijo que esa ineficiencia es de su exclusiva responsabilidad. No dijo que no escoge a los venezolanos más idóneos porque no le ofrecen lealtad personal. No dijo que él prefiere mantener el poder, aunque la patria esté destruida y, por eso, los discrimina y no los deja ocupar los cargos en los cuales servirían al progreso de la nación.
Claro, no se pueden decir tales cosas sin sentir vergüenza.
Mientras, esmérese en aclarar la diferencia entre patria y república. La primera es la tierra en que nacimos, con la cual establecemos vínculos culturales y afectivos. Decir que alguien representa algo más de la patria que lo que representa usted o yo, es tan absurdo como poner a un balbuciente a decir si quiere más a su papá o a su mamá.
La república, en cambio, es un concepto para quienes evolucionan en su amor por el terruño. Se trata de superar el infantil "yo" para pasar a un "nosotros" que garantice la convivencia de todos. Se logra a través del pacto social, es decir: la Constitución nacional. Y por extensión, de todas las leyes vigentes, puesto que de ella deben haber derivado y dentro de su marco deben estar inscritas. El ordenamiento legal, existe para garantizar al débil los mismos derechos que tiene el fuerte. Fuerte es quien tiene poder gubernamental, dinero y/o armas.
Para velar por la república, para cumplir el mandato de las mayorías sin violar las garantías de las minorías, hace falta mucho más que amar a la patria. Hace falta saber hacerlo. Para progresar, es urgente que los venezolanos más aptos ocupen los cargos que garanticen, al menos, el funcionamiento de la infraestructura de la nación.
Quien admite que su gestión tiene un "déficit importante de eficiencia" 14 años después, no puede pretender que se vote por él.
Sería una aspiración poco ética.
Por mi parte, no voto por incompetentes.