Capriles puede esperar seis años, pero ¿y Venezuela?

La diferencia entre un candidato democrático y otro que no lo es radica también en su comportamiento tras conocer la derrota. Aceptar rápidamente que uno perdió y felicitar al ganador, como hizo el domingo Henrique Capriles, incluso ante una campaña brutalmente desigual a favor del presidente Hugo Chávez, es la mejor manera de prepararse para ganar cuando se convoquen nuevas elecciones (de igual manera que empeñarse en no reconocer la derrota, desconocer los fallos de los tribunales electorales y tratar de amargar la vida al ganador, es la mejor manera de garantizarse una nueva derrota cuando se presente de nuevo a elecciones).

Pero Capriles no es López Obrador, no nos confundamos.

El veterano político de 42 años —a los 26 ya era diputado— no pertenece a la viaje escuela, cuya corrupción empujó a los venezolanos en 1999 a votar por el ex comandante golpista. Esto le ayudó a presentarse como una fuerza nueva e ilusionante, y lo hizo sin recurrir al insulto ni a las amenazas vertidas por su rival. Por delante tiene seis años con una misión casi imposible: seguir manteniendo unida a la oposición, ya que sólo así podrá impedir que el gobierno cruce esa delgada línea roja entre una verdadera democracia y una dictadura.

Hizo bien en felicitar a Chávez, pero también en recordarle que no puede considerar ciudadanos de segunda categoría a ese 44 por ciento de venezolanos que no comulgan con el chavismo. Entre ellos está el periodista John Manuel Silva, que ayer lamentaba el enamoramiento no correspondido que siente por Venezuela, tras comprobar, una vez más, que “el país que uno quiere no es, por desgracia, ese en el que nació”.

Es cierto que, en esta ocasión, Goliat le ganó a David, pero rematar la columna señalando que “tal vez haya llegado la hora de entender que ese país no te pertenece, o que tú no perteneces a él” es abrir la puerta a la desesperanza y al exilio, y lo que la oposición necesita ahora, más que nunca, es mantenerse firme y unida para enamorar poco a poco a Venezuela, aunque sean necesarios seis años más (Con información del diario La Crónica).