Es probable que las barreras legales para impedir la participación del Movadef en próximas elecciones funcionen. Lo cual, sin embargo, dejará pendiente la pregunta sobre cómo le iría a una agrupación así en la urnas futuras. Pues la agrupación bien podría ir a los comicios semidisimulada, con alguna inscripción ajena.
Probablemente no es una gran performance electoral lo que el Estado está recelando, sino la implantación del movimiento neosenderista en algunas localidades claves para sus objetivos. Zonas donde las opiniones radicales ya son fuertes, y donde una simbiosis con autoridades Movadef crearían una situación difícil de manejar.
A pesar del sistema de doble vuelta implantado, el escenario regional y municipal sigue siendo uno de fragmentación del voto, donde es frecuente que se gane por un estrecho margen. En una de esas victorias accidentales puede aparecer un ganador violentista que convertiría al compuesto Gregorio Santos en un niño de teta.
Lo que está en juego no es el volumen electoral, sino la legitimidad institucional. Que es el sueño dorado de los antiguos abogados democráticos, antecesores de los actuales sofistas del Movadef. Es decir, que la democracia se vea obligada a acatar sus propias reglas para abrirle paso a los objetivos de la subversión.
En cuanto a la aceptabilidad electoral, los únicos antecedentes de que se dispone son aquellos casos en que candidatos con pasados de flagrantes simpatías, o incluso fojas de servicio, senderistas no han tenido problemas para ganar elecciones. Tenemos incluso el caso de un presidente regional a favor de la amnistía a Abimael Guzmán.
En otro aspecto es notorio que el Movadef ha logrado hacer acto de presencia en algunos de los conflictos de estos años, pero en ningún caso ha podido tener un liderazgo, al menos uno visible. De allí la importancia de lo que viene sucediendo con el Sutep, que podría ser indicio de un cambio de temperatura en todo el radicalismo.
Aun con el Movadef fuera de juego, sin duda veremos casos de oportunistas que buscarán esos votos del margen izquierdo dejándose apoyar abiertamente. Los apoyos encubiertos serán fáciles de detectar a través de indicios como los pedidos de amnistía llegados de puntos inesperados del espectro. Algunos ya los estamos viendo.
De modo que aun sin una participación formal, la lucha contra el tipo de ideas que encarna el Movadef va a seguir sobre el tapete. Los primeros interesados en dar esa batalla y ganarla están en la izquierda legal, recién reagrupada, a la cual el senderismo tanto daño hizo en los años 80 y su secuela (Con información del diario La República).
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