Chávez venció pero no convenció

Hace 70 años, Unamuno se enfrentaba a Millán Astray con una frase, para la historia: "Venceréis, pero no convenceréis", frase que se aplica magistralmente a la elección del domingo pasado donde Hugo Chávez Frías venció a su oponente Henrique Capriles, pero no convenció. Las razones son múltiples, pero yo voy a señalar solo tres de ellas debidamente importantes para la reflexión y el análisis.

Hugo Chávez Frías en su condición de Jefe de Estado hace uso indiscriminado de los poderes que la Constitución y las leyes le otorgan sin límite alguno, facultad que materializa en presencia de la complacencia de los tres poderes esenciales del Estado, Administrativo, Legislativo y Judicial. Aquí Chávez es un verdadero autócrata personalista, se comporta al margen de los deberes democráticos implícitos en el texto constitucional. Esto no solo lo ha hecho en el ejercicio normal de funciones de gobierno, mas lo hace como candidato presidencial. Es decir, actúa en consonancia a su forma personal de entender la ley. Así la ley es la expresión de su voluntad y no la expresión de la voluntad general.

Hugo Chávez Frías promete la construcción de viviendas y de casas equipadas a los desposeídos del país, Misión Gran Vivienda Venezuela y Mi Casa Bien Equipada en atención a una promesa a la que se adhirieron 1.131.000 familias a mediados del año 2011, en el sentido de que si triunfa, les concederá una habitación digna para que vivan. Esto no es más que un chantaje de carácter político y social, por cuanto promete bajo una presunción de hacer una obra, lo cual permite pensar en que la urna electoral tiene ya, desde el día de la elección, un número importante y determinado de venezolanos que deben votar porque de lo contrario, no le entregan su vivienda. Esos votos están asegurados bajo la amenaza constante de que si no se reelige al Presidente el sueño de una vivienda no se hará posible, por lo tanto son votos con los que ya se cuentan en las urnas. Son los llamados votos virtuales. La ventaja es evidente frente a su adversario, Capriles empieza con un voto y Chávez comienza con al menos 1.131.000 votos, suponiendo que en cada familia inscrita solamente uno de sus integrantes vote por Chávez. Ciertamente, es una elección aparentemente libre, pero no limpia sino contaminada. Existe de por medio un pacto de construcción de una obra que un acreedor se vincula a su deudor. El deudor es el gobierno y el acreedor es el pueblo desposeído.

Hugo Chávez Frías tiene 14 años en campaña electoral, es su naturaleza, no deja de exhibirse, luego no gobierna, manda, de allí, que insta la existencia de un pueblo siempre dependiente de sus políticas, impidiendo que crezca y que madure ahondando en el pueblo la necesidad de que el Estado o él, puedan reivindicarlo frente al poder de las clases dominantes, los burgueses, como lo dijo constantemente en su campaña electoral. Es desde luego, una conducta febrilmente engañosa, abiertamente perversa, y hostilmente reiterada que no solo lo hizo en campaña electoral, sino durante los 14 años que lleva en función de gobierno. Chávez gana ciertamente, pero no convence. ¿Cómo hubiese convencido? Si el Consejo Nacional Electoral se integrara con representantes de todos los sectores sociales y políticos del país, sin parcialidad alguna. ¿Cómo hubiese convencido? si no hubiera hecho uso de los poderes del Estado medios de comunicación para hacer su particular campaña electoral. ¿Cómo hubiese convencido? Si hubiere hecho una campaña electoral sin insultos y sin burlas al candidato opositor. Chávez no se convence de que la mitad del país se le opone. Chávez no entiende que la democracia no es el gobierno de las mayorías sino el de todos, incluyendo las minorías. Tiene en todo caso, un problema grave con el convencimiento, su interlocutor, el pueblo desposeído, le complace su contrato, es fiel, votó por él, sin embargo no le cumple, las casas no se las va a hacer, va a violar el contrato y a Chávez no le va a importar, a él solo se le convence si se vota por su política aun entendiéndose como sometida y subsumida para la condición de súbdito del venezolano y no de ciudadano.

Convencer es una acción en movimiento, que implica la consonancia con elementos, que se fortalecen con actos y aptitudes, no convencer es como una acción teatral, fingida, antiética, que impide la satisfacción de una objetiva y determinada actuación. Se gana una batalla, con cañones y bombas, pero el adversario solo tiene flechas y palabras. Se gana pero no se convence. Se gana, que en estas condiciones lo hace con la fuerza, con el miedo, y la tenebrosidad de no tener la casa si se vota por un candidato diferente. Más importante aún, vencer sin convencer es un reflejo de una debilidad del gobernante, es la proyección de una superficial aptitud que esconde un sentir vacío e interesado.