¿Quién es el demócrata?

La victoria de Chávez, reelegido para un nuevo período constitucional en la presidencia de la República, nos golpeó mucho a todos los que votamos por Henrique. Capriles ya se levantó y sigue en pie de lucha apostando al futuro. Nos toca entonces a todos levantarnos también y continuar el camino para construir una sólida mayoría. Está demostrado que con radicalismos no se logrará. Capriles logró entrar en el corazón de millones de venezolanos con un mensaje de esperanza y de progreso para todos. Quizás le faltó tiempo, dentro de esta campaña, para penetrar aún más al fondo de nuestra Venezuela y hacer que su mensaje pudiera llegar a más gente.

El ventajismo abusivo del oficialismo se palpó en toda la campaña, ante la silente mirada del Poder Electoral. Una centena de denuncias realizadas por el comando de Capriles no obtuvieron respuesta oportuna. En tan desigual contienda, lo hecho por Henrique -su energía, su esfuerzo, su tenacidad y sus convicciones- fue heroico.

Como buen demócrata, vencido en la contienda, reconoció la derrota. Al aceptar la voluntad popular que le otorgó la mayoría al otro candidato, desarmó el discurso recurrente que tuvieron durante meses el propio candidato-presidente y su dirigencia sobre una agenda oculta que incluía el supuesto desconocimiento de los resultados. Nada de eso era cierto. Esa agenda oculta de desconocer y crear conflictos de venezolanos contra venezolanos era falsa y fue usada para infundir miedo al elector. Con Capriles demostramos dónde están los verdaderos demócratas.

Chávez señaló esa noche, desde el balcón de Miraflores, que reconocía a todos quienes no votamos por él, por el talante cívico que demostramos. También dijo respecto de Capriles: "El candidato de la derecha y sus comandos de campaña acaban de anunciar al país que reconocen la victoria bolivariana. Ese es un paso muy importante en la construcción de la paz en Venezuela, de la convivencia de todos nosotros".

Quien exigió durante toda la campaña un pronunciamiento previo sobre el reconocimiento de los resultados, obtuvo tal reconocimiento de parte de Capriles, una vez conocidos los resultados. Sin embargo, ¿ha actuado Chávez en concordancia? La respuesta es no, no lo ha hecho. Chávez, en 2007, le consultó al pueblo, mediante referendo, si estaba de acuerdo con reformar la Constitución para instaurar un modelo de Estado distinto al que la propia carta magna establece. En su propuesta de reforma incluyó la modificación del artículo 16 para establecer una nueva figura político-territorial, distinta a municipios y estados, denominada comunas, como "células sociales del territorio... cada una de las cuales constituirá el núcleo territorial básico e indivisible del Estado socialista venezolano". El pueblo se pronunció y negó la pretendida reforma constitucional.

La actitud de Chávez no fue precisamente la de aceptar los resultados de aquella medición. Por el contrario, instruyó a su bancada parlamentaria para que aprobara toda una batería de leyes que recogió y estructuró un Estado paralelo fuera del orden constitucional. Les ordenó crear, mediante ley, las comunas socialistas. Ellas pretenden desconocer las competencias constitucionales de gobernaciones y alcaldías, violando el ordenamiento político territorial que establece la Constitución y desconociendo abiertamente la negativa del pueblo venezolano a reformar la carta magna.

El mayor muro de contención que podemos tener para que no se desmantele el Estado federal descentralizado, establecido en la Constitución, es obtener importantes victorias en las próximas elecciones de gobernadores en diciembre y de alcaldes en abril del próximo año. Si nos dejamos abatir por la desesperanza, la tristeza o la rabia, habrán logrado lo que quieren: obtener todas las gobernaciones para luego traspasar sus recursos y competencias al Estado comunal inconstitucional.

Debemos promover a nuestros mejores hombres y mujeres para las gobernaciones. Debemos apoyarlos y votar. Debemos hacer que el mapa electoral cambie. En muchos estados, no es difícil. Las realidades regionales son muy distintas a la contienda nacional. En las elecciones de gobernadores los liderazgos estadales tiene peso propio y los candidatos de Chávez no están bien evaluados por sus ejecutorias.

No hay tiempo de seguir lamentándonos por lo que pudo ser y no fue. Debemos aprender de los errores, corregir lo que deba ser corregido, activarnos en defensa de los territorios que ya tenemos y conquistar otros en donde es posible salir victoriosos. La lucha volverá a ser difícil y desigual, pero hay que darla y seguir creciendo hasta convertirnos en una verdadera y sólida mayoría.