El haber transformado “la mayor parte de un continente en guerra a un continente en paz” le valió a la Unión Europea este octubre de 2012, de acuerdo al mensaje propalado por el Comité Nobel, el derecho de ser galardonado con el Premio Nobel de la Paz. Premiando de esa manera, según el presidente del comité, la contribución de esta institución “durante más de seis décadas (a la promoción de) la paz, la reconciliación, la democracia y los derechos humanos”.
El otorgamiento del premio causa gran revuelo, sorpresa y no poca controversia en un continente que se debate en medio de una crisis económica que suscita división en el seno de la Unión compuesta por 27 países. Un bloque de integración en el que los países del norte rico, cuyo líder es la poderosa Alemania de Ángela Merkel, confrontan el descalabro fiscal, económico, financiero, social y político de los países del sur europeo, llegando a proponer la negación de ayuda en momentos de gran necesidad.
Situación que se refleja en la crisis de confianza en el proyecto de integración europeo, dato que al parecer ha pesado poco para los miembros del Comité Nobel a la hora de galardonar a la Unión Europea, un esfuerzo de integración que se inició en el lejano 1957 cuando 6 países, entre ellos Francia y Alemania, firmaron el célebre Tratado de Roma. Pues a decir del ex Primer Ministro noruego Thorbjoern Jagland, presidente del Comité Nobel, “hoy en día, una guerra entre Alemania y Francia es impensable”.