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Sábado 13 de octubre 2012

Un premio Nobel de La Paz ampliamente meritorio

Por: Le Monde
Un premio Nobel de La Paz ampliamente meritorio
Foto: www.espanol.rfi.fr

En estos tiempos de derrotismo europeo, la atribución del Premio Nobel de La Paz a la Unión Europea (UE) debe ser recibida con alegría. Se trata de un reconocimiento por el camino que se ha recorrido y un estimulo para el porvenir.

El Comité Nobel saluda así un proyecto político. Europa no es la suma de sus graves dificultades económicas del momento. Ella expresa una voluntad política, la de fundar la paz sobre la base de una comunidad de valores que no niega la existencia de las naciones, sino más bien las sublimiza.

El camino es difícil. Le Monde lo sabe. Este vespertino ha apoyado de manera indefectible la construcción europea desde el momento mismo de su lanzamiento, cuando el 9 de mayo de 1950, a través de la declaración Schuman, se propuso la administración común del carbón y el acero. Viendo en ella “una propuesta revolucionaria”, Le Monde saludó entonces “una contribución que podría ser decisiva para la causa de la unión europea y la paz”.

Esta iniciativa le ha permitido al Viejo Continente experimentar sesenta años de prosperidad y paz. Hecho que fue posible gracias a la protección de la OTAN y a la ayuda norteamericana. Pero nada hubiese sido posible sin la reconciliación franco alemana. El proceso de entendimiento entre París y Berlín es laborioso, áspero, tal como da testimonio el fracaso de la fusión entre los grupos aeronáuticos EADS y British Aerospace. Pero es fundacional, indispensable.

La Unión Europea ha sobrevivido a la caída del Muro de Berlín, traumatismo mal digerido por los franceses que veían a la Unión Europea como una Francia en grande. Al mismo tiempo que se producía la ampliación de la UE a los países del Este. Proceso que se revela exitoso, tal como muestra el despegue económico de Polonia. Cierto que existen serias amenazas antidemocráticas en Hungría y Rumania, pero la situación sería más peligrosa si estos países hubieran permanecido al margen de la UE.

Nos queda sin embargo ante sí el Euro. Le Monde apoyó el “sí” al Tratado de Maastricht en 1992. Lo volvería a hacer ahora. Sin dudas. Ahí, una vez más, el proyecto fue político. El tratado era incompleto, la moneda única mostraba varias fallas en su concepción. Estas, están siendo corregidas.

La UE recibe un Premio Nobel de la “Paz Interior”. Impotente cuando se desencadena la guerra en Yugoslavia, ella no supo convertirse en una fuerza exterior singular. Entidad comercial internacional, ella no existe militar, diplomática, en resumen políticamente, si no es a través del ejemplo que da. El eurodiputado verde Daniel Cohn-Bendit solicita la atribución de un lugar para la UE en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Mera ilusión: el pacifismo alemán es inconciliable con las veleidades de potencia británicas o francesas.

La elección del Comité Nobel le plantea a Europa una grave interrogante. Nadie sabe si será el presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, o el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, quién pronunciará el discurso cuando la Unión Europea reciba el galardón. Quizás sea el momento, al fin, de concentrar ambas funciones. Europa tendría en esa forma un rostro.

* Traducción del francés al español del editorial correspondiente a la edición del día sábado 13 de octubre 2012 del vespertino francés Le Monde

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