EL lujo de la depre

Yo también tengo rabia. Yo también estoy triste. Yo también tenía sueños que se hicieron añicos. Así que, créame, yo entiendo muy bien sus dolores y lo acompaño en el sentimiento. Me solidarizo con usted. Pero... Nada hacemos con llorar. Nada hacemos cayendo en la autocompasión. Nada hacemos con caer en el abatimiento.

El 16D, es decir, a pata e' mingo, están las elecciones regionales. Si nos echamos a morir, si sepultamos el entusiasmo y la fuerza, nos quedaremos sin el chivo y sin el mecate.

Algunos datos que pueden servirle como palanca antidepre. En "Venezuela", Henrique sacó más votos que el PSUV. El dato sería políticamente despreciable si el caudal de votos de Capriles hubiera provenido de un partido líder y de muchas fuerzas pequeñinas. No fue así. Esos votos fluyeron sin que alguna tarjeta fuere intrascendente. El mandato estuvo claro: Unidad. Los políticos entendieron el mensaje. De allí la impecable rueda de prensa de Ramón Guillermo Aveledo.

En cambio, los votos a Chávez provinieron mayoritariamente del PSUV, haciendo de los aliados de la coalición oficialista fuerzas menores, aun cuando sin ellas no hubieran ganado. El PSUV actuará con su clásica pedantería. Ya lo hizo, imponiendo sus candidatos, sin casi espacio a los aliados, lo cual originó que esa fuerzas manifiesten su disgusto en los dichos y en los hechos.

En Miranda, el PSUV obtuvo 613.526; Henrique, 762.050. Jaua es miembro de la diminuta rosca que maneja los hilos del poder allá arriba en el gobierno. No vota en Miranda; ni siquiera vive allí. Es un paracaidista. No sabe de consensos. Henrique es todo lo contrario. Jaua la tiene difícil.

Sí se puede ganar. Pero no botando el tiempo en discusiones sobre el sexo de los ángeles. El oficialismo viene con todo. Su meta es desguazarnos en el corredor electoral. Los demás estados se ven bonitos en el mapa pero no pesan en su hambre de poder.

Fue una derrota, no un fracaso. A veces la depre no es sino lujo.