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Martes 23 de octubre 2012

¿Cambiará el Gobierno?

Por: Carlos Machado Allison.
¿Cambiará el Gobierno?
Foto: Referencial

El título de este artículo está en la mente de muchas personas. Se preguntan si tomarán en cuenta a los seis millones y medio de electores que votaron por la oposición, es decir, por un modo distinto de gobernar y de ver al mundo que nos rodea. En principio debería ser así y se esperaría que en la nueva gestión cambiaran algunas cosas. Pero en lo medular, en lo ideológico, parece harto difícil que ocurran grandes cambios, en particular después de obtener más de ocho millones de votos, muchos mediante un abusivo ejercicio del poder.

El Presidente ya anunció al menos un cambio. Tendremos un ministerio para la eficiencia. Sin duda le ha preocupado al Gobierno que la campaña de la oposición haya apuntado con tanta precisión a lo inconcluso, lo no iniciado y en general a las cosas que deberían tener todos los venezolanos con la hemorragia de dólares que ha percibido. Si es así, bienvenido el nuevo ministerio, pero ¿y si la ineficiencia a la que se refiere no es esa? Bien podría ser que lo inconcluso sea el cambio ideológico esperado y luego un triunfo abrumador en las siguientes elecciones.

¿Los cambios estarán asociados a las cortesías cruzadas entre los contendientes? ¿Será que el diálogo, tan necesario para hacer que el país progrese y se asome al mundo moderno, se hará realidad? ¿Será posible, como ocurre en otros países, que el Gobierno tome ideas y propuestas de la oposición y con tal actitud logre abatir la división existente? ¿Pensamientos ingenuos? Probablemente.

Equilibrio

Esto ha ocurrido más de una vez. Recuerdo términos como el glásnost y la cohabitación, los pactos políticos y acuerdos comerciales, actos de Estado, que impidieron conflictos, acercaron pueblos e ideologías. Un punto de equilibrio entre lo público y lo privado ha sido logrado en varios países de nuestro continente. Citaré dos porque en ambos los gobiernos han sido poderosos y al mismo tiempo abrieron espacios al ciudadano: Brasil y México. Países que en las últimas dos décadas han progresado tanto, que, hacia lo externo junto a China e India, tienen una posición internacional entre las grandes naciones y en lo interno han logrado reducir el hambre y la pobreza. ¿Por qué no mirar un poco hacia esos caminos? Ya que poco hemos logrado en los últimos años y la sombra de una crisis económica nos envuelve.

Por ejemplo, nuestra agricultura podría florecer con algunos cambios. Menos regulación, más libertad, fortalecimiento de los derechos de propiedad otorgando títulos firmes a los productores, negociando con ellos planes y precios, mejorando la educación, la infraestructura y la calidad de la vida rural en el país. ¿Será posible que el Gobierno admita que el costo de políticas agrícolas equivocadas es tan alto como las divisas que se emplean en las abultadas importaciones? Les será difícil retroceder aunque el sentido común lo dicte y el bienestar nacional esté en juego. Aún así, porque uno no puede negarse a sí mismo, espero que el diálogo domine sobre la imposición.

El título de este artículo está en la mente de muchas personas. Se preguntan si tomarán en cuenta a los seis millones y medio de electores que votaron por la oposición, es decir, por un modo distinto de gobernar y de ver al mundo que nos rodea. En principio debería ser así y se esperaría que en la nueva gestión cambiaran algunas cosas. Pero en lo medular, en lo ideológico, parece harto difícil que ocurran grandes cambios, en particular después de obtener más de ocho millones de votos, muchos mediante un abusivo ejercicio del poder.

El Presidente ya anunció al menos un cambio. Tendremos un ministerio para la eficiencia. Sin duda le ha preocupado al Gobierno que la campaña de la oposición haya apuntado con tanta precisión a lo inconcluso, lo no iniciado y en general a las cosas que deberían tener todos los venezolanos con la hemorragia de dólares que ha percibido. Si es así, bienvenido el nuevo ministerio, pero ¿y si la ineficiencia a la que se refiere no es esa? Bien podría ser que lo inconcluso sea el cambio ideológico esperado y luego un triunfo abrumador en las siguientes elecciones.

¿Los cambios estarán asociados a las cortesías cruzadas entre los contendientes? ¿Será que el diálogo, tan necesario para hacer que el país progrese y se asome al mundo moderno, se hará realidad? ¿Será posible, como ocurre en otros países, que el Gobierno tome ideas y propuestas de la oposición y con tal actitud logre abatir la división existente? ¿Pensamientos ingenuos? Probablemente.

Equilibrio

Esto ha ocurrido más de una vez. Recuerdo términos como el glásnost y la cohabitación, los pactos políticos y acuerdos comerciales, actos de Estado, que impidieron conflictos, acercaron pueblos e ideologías. Un punto de equilibrio entre lo público y lo privado ha sido logrado en varios países de nuestro continente. Citaré dos porque en ambos los gobiernos han sido poderosos y al mismo tiempo abrieron espacios al ciudadano: Brasil y México. Países que en las últimas dos décadas han progresado tanto, que, hacia lo externo junto a China e India, tienen una posición internacional entre las grandes naciones y en lo interno han logrado reducir el hambre y la pobreza. ¿Por qué no mirar un poco hacia esos caminos? Ya que poco hemos logrado en los últimos años y la sombra de una crisis económica nos envuelve.

Por ejemplo, nuestra agricultura podría florecer con algunos cambios. Menos regulación, más libertad, fortalecimiento de los derechos de propiedad otorgando títulos firmes a los productores, negociando con ellos planes y precios, mejorando la educación, la infraestructura y la calidad de la vida rural en el país. ¿Será posible que el Gobierno admita que el costo de políticas agrícolas equivocadas es tan alto como las divisas que se emplean en las abultadas importaciones? Les será difícil retroceder aunque el sentido común lo dicte y el bienestar nacional esté en juego. Aún así, porque uno no puede negarse a sí mismo, espero que el diálogo domine sobre la imposición.

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COMENTARIOS
2 comentarios
Oiga señor escritor, ha repetido su artículo que además es pesado y no dice nada. bla bla bla.
Le solicito responder la pregunta que usted se hace al incio:
".....después de obtener más de ocho millones de votos, muchos mediante un abusivo ejercicio del poder....."
¿a qué se refiere con "abusivo ejercicio del poder", Habla claro, usted lanza una injuria y esconde el bulto cobardemente sin dar NINGUNA prueba de ello, yéndose por la tangente.
24 de octubre 2012
Esperas mucho Carlos Machado, porque estas ante un dicatdor enmascarado que tiene la prensa secuestrado para su nefastos fines, por ello ten la completa seguridad que primero será la imposición, luego la imposición y mas imposición y cuando te coja cansado te dará el dialogo asi son los dicatadores como lo son los Castro en Cuba y aqui en Perú lo fueron Velasco y Fujimori. ¡Abajo las dictaduras!.
24 de octubre 2012
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