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REDES SOCIALES
Miércoles 24 de octubre 2012

Cómo se coordinan las políticas públicas OK

Por: Lic. César Sánchez Olivencia
Cómo se coordinan las políticas públicas OK
Foto: surnoticias.com

-Señor Juan Pérez, hágase una política de lucha contra el terrorismo.

-Sí señor, al toque.

O se hacen bien o mejor no se hacen. Es el mejor consejo que puedo brindar al júnior en políticas públicas. La mayoría de autoridades piensa que hacer una política pública es cuestión de niños de teta. Por esta razón se produce el fracaso y la protesta de la población. Los más “inspirados” se reúnen cualquier jueves de otoño e inventan una política alrededor de un escritorio y comiendo sánguches de Mc Donald con su coke heladita. Por su parte, los “eminentes” se limitan a  hacer nada y nada y nada, porque -según dicen- “es mejor la práctica que la teoría”.

LOS RESULTADOS DE LA  EFICACIA Y LA EFICIENCIA

Sin embargo,  la vida de la gestión pública es diferente. Y ahora que el MEF aplica con exageradas deficiencias y limitaciones la gestión pública por resultados sin poder medir el impacto, es urgente que el Estado se ponga a rehacer las políticas públicas que sufren de cáncer no terminal y a elaborar aquellas que la sociedad necesita y demanda con justa razón. Digo es un decir: la política para resolver las crisis del VRAEM, que -a propósito- no consiste en la lucha contra el terrorismo, ni contra el narcotráfico, ni contra la población cocalera, con estrategia individual. Se debe identificar al enemigo. La mayoría son problemas que se han  heredado por inacción de gobiernos anteriores.

Si no apuramos el paso, ladies and gentlemen, los 986 días netos  que restan a algún Juan Pérez para hacer o dejar hacer, no alcanzarán ni para cumplir el 10 % de las metas de su plan estratégico (“Apure Leiva con las inversiones”); y así dejarán el campo libre en 2016 a los políticos que vendrán a proponer soluciones a los problemas que no habría podido resolver el actual gobierno. “He venido a salvar al Perú de la crisis del VRAEM,… de la crisis de la seguridad ciudadana… de la crisis de la educación…de la crisis de…¡Viva YO…viva el cambio…viva el Perú¡ (Aplausos). Ojalá que no se pueda decir:  “La crisis de la inclusión social”…).

Cómo dijo el BID en el año 1997, “Una política inteligente sería aquella que cumpla con los requisitos de ser específica, medible, precisa, realista y limitada en el tiempo”. Una buena gestión de las políticas públicas, se relaciona con la gestión por resultados. Es inteligente cuando es estable en el tiempo -y al mismo tiempo-  adaptable al entorno cuando cambian las circunstancias, coherente con las políticas intersectoriales (no olvidar la transversalidad), coordinada entre los actores que participan en su formulación e implementación, de calidad en su aplicación, eficiente y -por supuesto- en favor de la sociedad. Es una medida entre el éxito y el fracaso del desempeño gubernamental.

Los resultados distinguen   la gerencia social del Estado de los intereses del sector privado; distinción entre  “ciudadano” y “cliente” que es fundamental para subrayar la asociación y complementariedad que debe existir entre eficiencia privada  y equidad pública. Una política pública debe hacer equilibrio entre estos dos factores para evitar los excesos del “eficientismo”. La economía de un país debe crecer para  elevar la calidad de vida de la población, y combatir la pobreza y la desigualdad, pero de ahí a que el Estado solo se preocupe de ser eficiente y olvide su eficacia,  hay un largo trecho. No debe olvidar sus objetivos estratégicos.

Como dijo la CEPAL en el año 2007; “Sin capacidad para redistribuir la riqueza, sin posibilidades de elevar la calidad de vida de la población,  y sin cabida para favorecer a los más pobres, las políticas públicas dejarían de cumplir su papel fundamental dentro de la transformación social y económica de la sociedad que se desea construir. Mientras tanto, el Estado tiene que evitar el cerco tentador de premios y alabanzas -intensísimo en estos días de gobierno social de mercado- de parte de los grupos de interés que trabajan para conducir subliminalmente la política pública hacia sus intereses lucrativos, echando al tacho su responsabilidad social.

EL FACTOR COORDINACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS

En este complejo y esforzado quehacer de la gestión pública al servicio de los excluidos, -aunque le parezca pesado al júnior- el factor Coordinación es  I-M-P-O-R-T-A-N-T-E Y D-E-C-I-S-I-V-O. Como dijo PNUD en el año 2006: “Con ello, cabe esperar el surgimiento de sinergias, efectos de retroalimentación, efectos multiplicadores, impactos positivos, economías de aglomeración, economías de escala, ampliación del mercado y mayor productividad. Coordinar es definir prioridades, asignar responsabilidades y establecer plazos, con el propósito de evitar dispersión de acciones, duplicación de funciones e incumplimiento de expectativas. Es el arte y la técnica de la coordinación como un proceso permanente y sistemático. 

Aunque se disponga de recursos económicos y financieros suficientes, con capital humano calificado, tiempo apropiado y con la infraestructura necesaria y, en general, existan las mejores ventajas comparativas, si se formula una política pública  sin coordinación, su impacto será inferior o nulo, frente a aquella que se haga de manera coordinada, con el pensamiento y la acción en forma de redes de relaciones, donde prime la cooperación entre las partes, la articulación de actores del Estado y la sociedad. Coordinar es la palabra clave en el mundo actual, ya sea con aldea global o local, porque ninguna persona o grupo puede hacerlo todo con éxito.

Las redes de relaciones es algo así como hacer amigos. Hay gente que tiene miles de amigos sin moverse de su escritorio, con la utilización intensa y extensa de las llamadas redes sociales. En el caso del Estado el ministro sí tiene que moverse no solo para las fotos o las encuestas sino para la acción.  Las redes de coordinación se basan en compartir recursos y conocimientos y, mediante la interacción, conocer y resolver las limitaciones para implementar las políticas públicas. Hablar claro y sin mentiras, para disponer las correcciones a los errores de aplicación.

Coordinar no es tarea fácil. Sin una excelente coordinación  todo se puede venir abajo como un  castillo de naipes. Los tomates y las puyas serían el resultado. La supervisión, monitoreo y evaluación es un operativo permanente de seguimiento de la aplicación de la política pública; es la clave del éxito. Y como la mayoría de júniores no asumen cargos sabiendo sus funciones, es ilustrativo tener en cuenta lo que dijo Bruce Lee: “Aprender la coordinación es una cuestión de entrenamiento”. Es cuestión de practicar 16 horas diarias. (No es broma) Háganlo y el pueblo lo tendrá en su memoria y tal vez puedan merecer un monumentito por aquí o por allá, porque “Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo (Albert Einstein).

Por lo pronto, amigo júnior, al tacho con la frase: “Sí señor, todo está OK en…”. No se puede mentir y comer pescado cuando existe la prensa honesta. (“Gracias a dios”) La opinión pública perdonó al expresidente Clinton,  porque dijo la verdad con respecto al affaire Lewinsky, y ahora es el más simpático demócrata en  la campaña del presidente Obama. Las políticas públicas tienen que ser coordinadas desde el centro del poder, para asegurar que los diversos niveles de ejecución cumplan con las acciones que se ha diseñado e implementado. Antes que pecar por exceso es mejor pecar por defecto. Sería mejor decir: “No señor, todo está grave en…”. Así ayudaremos mejor a un gobierno que tiene buenas intenciones. Seguiremos.

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