Las mismas pifias

Como cabía esperar, Hugo Chávez, fiel a sí mismo como el que más, no ha perdido ni pizca de tiempo para lanzarse por el mismo despeñadero (¡ah!, los seres humanos son los únicos que se empeñan en tropezar siempre con la misma piedra) de aquel diciembre de 2006.

Su primer error en aquel diciembre fue uno de interpretación. A boca llena -¿recuerdan?- declaró que "el pueblo había votado por el socialismo", cuando los datos parecían indicar que lo habían hecho "para que la fiesta continuase". Hoy se lanza a dictaminar que vamos hacia un Estado Comunal, cuestión que nadie sabe, el grueso de sus votantes en primer lugar, en qué consistiría.

Aquella lejana oferta no ha impedido que las muestras de su socialismo hoy estén rodeadas -según su propia confesión- de un "mar de capitalismo", el mismo que ahora quiere disecar con este fulano Estado Comunal. Si seis años no han logrado lo que avizoró en medio de aquel baño de multitudes, ¿llevaría menos tiempo poner patas arriba a esta sociedad para convertirla en una de comunas? ¿Ustedes qué creen?

El término comuna es un término desafortunado y no hay manera que no recuerde el intento fallido de Mao en China, cuando puso a la economía de aquel país al borde del abismo con ellas. Peor, el mismo término podría recordar el tenebroso intento de los Jemeres Rojos en la Cambodia de los 70, que terminó produciendo millones de muertos, hasta que los comunistas de Vietnam decidieron acabar con aquel genocidio. ¿No le suenan a Hugo Chávez esos "finales de historia" como algo premonitorio?

Pero Hugo Chávez no se conforma con estas peroratas "futuristas", sino que su propia salsa discursiva lo lleva a excesos que terminan haciéndole daño. Por aquel tiempo se lanzó a liquidar a RCTV y produjo la aparición de los estudiantes -hasta entonces más pendientes de videojuegos y vacaciones en Florida- en la escena política, presencia que no han abandonado desde entonces.

Hoy sucede algo semejante. No estaban todavía los datos electorales completos cuando su régimen produjo dos perlas: la primera, una transformación, largamente diferida de las "Comunidades educativas". A partir de ahora serán otra cosa. ¿Olvida Chávez que lo primero que sacó la gente a las calles, cuando todavía estaban borrachos de "constituyentismo", fueron los ya olvidados "supervisores itinerantes"? ¿Para qué quiere repetir algo a lo cual la población es tan sensible? ¿Cree, de veras, que ahora enfrentaría solo a la clase media vendepatria, justo cuando ya el ambiente opositor campea por otros territorios?

¿Es que ni siquiera imagina que no hay nada más peligroso que arrinconar a quienes creen que podrían verse aniquilados? ¿En qué país vive? ¿Es que no lee ni siquiera textos elementales de historia? O algo más grave, ¿imagina Chávez que una votación como la que obtuvo da licencia para eliminar a "la otra mitad" del país? Y más absurdo aún, que esta "otra mitad" no ofrecerá resistencia, pasado el dolor y el pesar. Los humanos -él debería saberlo- tenemos una singular forma de reponernos y salir a luchar cuando nos sentimos acorralados. Coja mínimo, Presidente, que ahora es que lo va a necesitar.

Si hay algo que recomienda cualquier texto del tipo de "Cómo hacer política y no morir en el intento" es que a la gente que no está feliz jamás debes ahorrarle válvulas de escape. Y en la Venezuela actual, amigos de la Asamblea Nacional, los canales del cable son una espita por donde se escapa la ira que provocan las cadenas. Dejen eso como está, porque podrían estar garantizando que la olla que es la Venezuela acorralada por el hampa, los apagones y cortes de agua les reviente en la cara. ¿La quieren chamuscada?

Un último consejito, amigo Chávez: ¡lea bien y con calma! No mal interprete sus triunfos electorales, que ya lo hizo en el 2006. ¿No le parece que para aprender de las pifias no hay que andarlas repitiendo? No sé por qué, pero a mí los gravísimos sucesos con el tren del Tuy me recordaron el Caracazo de Febrero de 1989. ¿Lo recuerdan? Menos de un mes después de la "Coronación" de CAP en su segundo triunfo esplendoroso. ¿Es que eso no podría pasarle a Usted?

Y ya para terminar, ¿cómo va la salud? Su régimen es Usted y una banda de monaguillos. El elenco que le acompaña no es capaz ni siquiera de iniciar un proyecto como el que sugiere, mucho menos llevarlo adelante. Su salud ¿le permitirá todas las fatigas y desvelos que Usted ha querido asumir, siempre, en solitario? Y recuerde: revolución con problemas de elenco es revolución muerta.