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Jueves 25 de octubre 2012

Venezuela es de todos

Por: Nelson Castellano Hernández.
Venezuela es de todos
Foto: Referencial

Es nuestro país, de los que nacimos junto al lago de Maracaibo, en las alturas de los Andes, frente a las costas del Caribe, en los llanos o la selva amazónica.

De cualquier parte de su geografía cada venezolano la siente propia, vibra con su música y sus platos típicos. Aunque viaje lejos, sueña con regresar a su terruño, para compartir con su familia y sus amigos.

Nuestros padres soñaban con un futuro mejor para sus hijos, trabajaron duro para hacernos gente de bien, que tuviéramos una vida mejor, una casa y una familia.

Aspiraban que estudiáramos, que consiguiéramos trabajo y fuéramos honestos y honrados.

Todos recordamos una mamá regañándonos, pidiéndonos portarnos bien. De eso estamos hechos cada uno, un lugar común y parecido.

Somos una patria mestiza, producto de las culturas india, blanca y negra, unos más oscuros y otros más claros según el predominio racial, con variantes en la manera de ser según seamos de la costa, de la selva o de la montaña.

Venezuela a diferencia de otros países  de América Latina, tuvo un desarrollo económico alrededor de la industria petrolera, lo que permitió acceso al progreso a una mayor cantidad de miembros de su sociedad, diferenciándose de los países con economía feudal, alrededor de los propietarios de la tierra.

De alguna manera la pequeña industria, los contratos de servicio, la educación gratuita, los programas sociales, la promoción cultural, democratizaban el ingreso en nuestros primeros años de democracia.

En algún momento eso proceso de integración se detuvo y se produjo el fenómeno odioso de la exclusión, que dejó al abandono a parte importante de la población.

Nos faltó reaccionar y se dejó agravar un problema que parecía no hacer mella en las clases dirigentes.

Un terreno abonado existía para ser aprovechado por cualquier inescrupuloso, dispuesto a ponerse cualquier disfraz, con el cual engañar ese pueblo olvidado.

Hoy tenemos un país víctima de la manipulación, de quien se aprovecha de las diferencias para sembrar el odio, la venganza, el atropello y la vulgaridad.

En el fondo todos sabemos que no es con esos sentimientos que vamos a salir adelante, no es marginando a la mitad de los venezolanos que podemos reconstruir un país.

El objetivo debería ser crear un mercado laboral, pero si expropiamos  las empresas, hacemos que huyan los capitales y destruimos las empresas del Estado, al extremo de no producir ni con qué pagar a los obreros, nunca traeremos progreso para el pueblo que decimos defender.

Si deseamos que todos los venezolanos puedan satisfacer sus necesidades alimenticias, no es arruinando la fincas, la ganadería, ni las redes de distribución de alimentos que vamos a lograrlo. Terminando por importar el 85% de lo que consumimos.

Si buscáramos la paz, no es promoviendo la violencia, liberando la delincuencia, ni dejando sin resolver los casos de homicidio que  estamos haciendo algo.

Si nos importara este país, estaríamos utilizando los recursos para resolver nuestros problemas, estaríamos promoviendo una verdadera participación en el desarrollo, formaríamos bien a la gente, con responsabilidad, con profesionalismo, les daríamos los recursos educativos, sociales y económicos para salir adelante.

Frente al odio y la división, crearía armonía, solidaridad y trabajo conjunto.

Frente a las necesidades y la pobreza, brindaría educación y empleos.

Frente a la delincuencia y la inseguridad, recogería las armas que repartí, disolvería las bandas que promoví y castigaría a los que cometen delitos, así sean hijos de generales.

Dejaría de endeudar la economía, me acercaría a los países vecinos para promover el comercio y la inversión, no para apoyar guerrilleros, promover el enfrentamiento o para subvencionar el poder de mi banda de amigos.

Lucharía a capa y espada contra el flagelo de la droga, antes que termine destruyendo la juventud.

Eliminaría el distante centralismo, le daría más recursos a los gobernantes locales, que se encuentran más cercanos para atender las necesidades reales de los habitantes.

Dejaría el show, las rancheras, la regaladera de reales y me pondría a trabajar para construir juntos un mejor país... la Venezuela de todos.

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