Tarde de perros [La Parada]

Revocatoria es ariete de un proyecto mafioso. No ceder.

El anuncio de que se reunieron las firmas para la revocatoria, el grave enfrentamiento en La Parada y los saqueos en Gamarra hicieron que ayer fuera el día más difícil de la actual gestión municipal, pero a grandes problemas solo se puede responder con grandes soluciones. Ese es el desafío de Susana Villarán.

¿Hay conexión entre estos hechos? Sí, pues no hay duda de que el cargamontón contra Villarán es, por varios motivos, amplio y diverso.

El conflicto en La Parada entre mayoristas y policías, así como los saqueos en Gamarra, se originan en la resistencia de los comerciantes al traslado al mercado de Santa Anita.

En los días siguientes se determinará si la trifulca fue consecuencia de un operativo no bien planificado o –lo que parece más probable– de una reacción delincuencial organizada con el fin de obtener el desenlace que finalmente se obtuvo ayer.

Es decir, el predominio del caos, la informalidad, la ilegalidad y la delincuencia frente al esfuerzo legítimo e inescapable de ordenar la comercialización de alimentos en Lima.

Esto ocurre en el marco de un esfuerzo mayor para traerse abajo a Villarán, cuyo eje es una revocatoria supuestamente liderada por Marco Tulio Gutiérrez, pero alrededor de la cual confluyen varios sectores políticos y económicos que, por distintos motivos, y con agendas diferentes, se siente perjudicados por la gestión municipal de Villarán.

Uno es, ciertamente, el de los comerciantes de La Parada, pero no es el único. Los empresarios que se oponen a la reforma para ordenar el transporte público en la capital es otro sector dispuesto a boicotear, con las peores maneras, al equipo que lidera la alcaldesa Villarán.

Asimismo, contratistas que antaño estaban acostumbrados a ganar obras poniendo plata en los bolsillos de las autoridades ediles y que ahora ya no pueden hacerlo porque hoy el municipio de Lima está gobernado por gente que podrá tener errores pero que son, a diferencia de sus predecesores, personas honestas.

En la misma línea de ataque confluyen sectores políticos como el de Luis Castañeda, apremiado por el escándalo de corrupción de Comunicore del cual es protagonista. Esto cuenta con las simpatías del fujimorismo, el aprismo y de otros políticos que se la tienen jurada a Villarán, como, por ejemplo, el cardenal Juan Luis Cipriani y, en general, la DBA y sus medios de comunicación. 

El esfuerzo revocador que tiene a Marco Tulio Gutiérrez como mascarón de proa representa a esta maraña impresentable con fines mafiosos.

La única respuesta posible ante este embate mafioso es no ceder y continuar las reformas en marcha en Lima. La única manera de enfrentar una revocatoria trucha es con una gestión eficiente y honesta (Con información del diario La República).