Sábado 11 de mayo 2024 | Contáctenos
Cuando escribo esta nota, han pasado más de 10 días del 7-O (les confieso que pareciera mucho más, se siente como una eternidad).
El 7-O fue un día muy intenso, muchas emociones pasaban por mi mente. Las redes sociales, Twitter y Facebook, definitivamente no contribuyeron a calmar la angustia, por el contrario, hicieron que aumentara. Los rumores, los comentarios, las ideas, el carómetro, los exitpolls, etc. solo ayudaron a confundir y a crear más incertidumbre.
El día fue pasando, comunicaciones por Skype, BBM y las redes daban como ganador a Capriles. Reunidos en familia, empezábamos a emocionarnos... "Bajaron el balcón del pueblo, los chavistas se retiran", se leía en Twitter... Y de pronto: "vuelven a montar el balcón del pueblo, regresan los chavistas".
La tristeza nos inundó pero siempre quedaba la esperanza. "Deben ser rumores de los chavistas para bajarnos el ánimo", nos decíamos. Las horas pasaron y llegó el momento de la famosa baranda del CNE.
La cara de Tibisay Lucena lo decía todo. Comienza la lectura de los resultados, lo cual confirmó lo leído por Twitter minutos antes. Cuando terminó de hablar, yo tenía la esperanza que dijera: "Venezuela, sonríe, estás en la cámara indiscreta"... Lamentablemente nadie estaba grabando ese programa de televisión, así que todo lo que ella había dicho era una realidad al menos para ellos la verdad nunca la sabremos.
Lo que más me dolió fue ver la reacción de mis sobrinas quienes lloraron como niños pequeños cuando les quitan los caramelos. Recuerdo que en mi infancia me daba igual que ganará AD o Copei... Pero ahora los niños venezolanos están metidos en la política como si fuesen adultos.
En fin, el 7-O fue un día de verdades y mentiras, de risas y llantos, de esperanza y desolación, de creer y no creer... Solo puedo decir: "Venezuela, sonríe, este es sólo el principio del camino".
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