Lo que parecía imposible- el traslado del mercado mayorista de la Parada a Santa Anita- ya es una realidad. Esto se ha conseguido por la decisión mostrada por la alcaldesa de Lima, la coordinación de esfuerzos con la PNP y el Ministerio Público, y el firme apoyo político del presidente Humala. Especial relevancia tiene el profesionalismo mostrado por los efectivos policiales encargados de dar protección al personal de la municipalidad encargado de bloquear la entrada de camiones a la Parada. Ya se inició una nueva etapa del comercio mayorista con la llegada de los camiones al mercado de Santa Anita.
Los agoreros de siempre que se oponen a los cambios han sido desautorizados por la contundencia de los hechos. Y por el creciente apoyo masivo de quienes queremos un país donde se respete las decisiones del poder municipal, la convivencia pacífica entre sus pobladores, la lucha contra la corrupción y la delincuencia desbocada al servicio de oscuros intereses. También se ha aislado el oportunismo político de quienes quisieron sacar provecho propio, atacando a la alcaldesa y su programa de cambios a favor de la ciudad, en un afán de figuretismo puesto al descubierto.
Las fuerzas patrióticas, progresistas y de izquierda, presentes en la municipalidad metropolitana, han demostrado que son posibles los cambios que Lima necesita. Habría que hacer un llamado para alejar de la práctica política, la zancadilla, el sectarismo y el solo interés de grupo, de quienes se niegan a la unidad en la acción a favor de una Lima para todos y todas. Un mayor entendimiento entre los regidores oficialistas y los del PPC nos parece indispensable.
Alentados por este triunfo democrático, resaltando que a final de cuentas es de todos aquellos que queremos una Lima que resuelva sus problemas en orden, a favor del progreso y la equidad, es que felicitamos a la alcaldesa Susana Villarán y su equipo de gobierno.
Sin embargo, queda por delante otra tarea muy difícil, quizás más difícil que el de la Parada. Nos referimos al reordenamiento del transporte en Lima metropolitana. Aunque los problemas a resolver no tienen el mismo carácter, también prima la irracionalidad, el no respeto a la autoridad municipal y la obstinada oposición al cambio por quienes defienden que se mantenga la actual situación. Pero, a diferencia del anterior, en este caso se hace indispensable insistir hasta el final en la tarea del convencimiento, de su ventaja a favor no solo de los usuarios, sino también de los trabajadores del volante (Sun Tzu: “…gana primero y entabla la batalla después”). Aunque también existen intereses privilegiados y hasta ciertas mafias que buscan un indecente apoyo de aquellos políticos para lo que todo vale, con tal de debilitar la gestión de Susana Villarán.
¡La Parada, YA FUÉ! Retumba en la conciencia de la mayoría de limeños. ¿No cantaban victoria los que contrataron a los vándalos? ¿Dónde están quienes con hipocresía y por lo bajo festejaban lo sucedido el jueves, creyendo que el fracaso favorecería a la revocatoria? Es que no comprenden que los patriotas, el progresismo y la izquierda quieren fortalecer el orden, pero no el que busca mantener el actual statu quo, sino aquel necesario para favorecer los cambios que el país requiere.