Sandy en campaña [Elecciones en Estados Unidos]

Apenas a una semana de las elecciones, cuando Barack Obama y Mitt Romney  pujan por ganar vientos favorables a sus respectivas campañas, el huracán ‘Sandy’, la “tormenta perfecta”, arremete contra la costa noreste de EEUU con una furia de espanto. Tan grande que hasta Wall Street se ha rendido y ha cerrado sus operaciones.

Lo anterior no es anecdótico. La última vez que el corazón financiero del mundo cerró por razones climáticas fue en el siglo XIX. Antes, en el 2001, lo había hecho luego de la tragedia del 11/S, lo que invita a una reflexión político-ambiental: la naturaleza, el clima más precisamente, es una de las pocas cosas que puede hacer temblar el sistema.

En el caso de EEUU esto resulta especialmente visible y ahí están las pruebas cercanas en el tiempo. ‘Katrina’, en el 2005, con su ferocidad y sus 1,200 muertos, dejó a George W. Bush casi arrasado políticamente. De allí que ahora Obama y Romney sean en extremo prudentes para referirse a ‘Sandy’, que literalmente “los pone a prueba”.

Ese vínculo extraño de los norteamericanos con la naturaleza parece ser profundo, fundacional. En su libro ‘American Vertigo’, Bernard-Henry Lévy lo describe como “una relación mágica, casi supersticiosa”. Y añade “es como si la voluntad prometeica de tener razón en todo se hubiera impuesto acá un tope de método y sabiduría”.

A juzgar por el revuelo causado por ‘Sandy’ –que sacude a EEUU, y lo obliga a cerrar aeropuertos, colegios, oficinas federales, empresas–, es certera esa apreciación. El gran país, a pesar de toda su tecnología, todavía vive entre mapaches y caimanes, que dan vueltas cerca de las viviendas, y puede entrar en pánico ante un huracán.

Incluso Hollywood interpreta ese imaginario, al mostrar “fines del mundo” provocados por inviernos glaciales u olas gigantes. O al hacer caminar gorilas fantásticos por Nueva York. Pero este huracán es real, aunque parezca de película, y suelta en el aire la sensación de que el clima, esa gran preocupación de nuestro tiempo, es una auténtica amenaza (Con información del diario La República).