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Martes 30 de octubre 2012

América Latina, la última prioridad de EU

Por: Ricardo Trotti
América Latina, la última prioridad de EU
Foto: bancaynegocios.com

A juzgar por el tercer debate electoral entre Barack Obama y Mitt Romney, Latinoamérica está condenada a seguir siendo el último orejón del tarro, viéndose relegada a un plano intrascendente en las relaciones con Estados Unidos.

Así como los latinoamericanos, también los europeos se sintieron desahuciados en el debate sobre política exterior. La crisis económica en Europa, el tráfico de armas, el narcotráfico, la inmigración y el cambio climático, temas sobre los que EU debe asumir responsabilidades a nivel global, fueron ignorados.

Obama entró al recinto como favorito y salió como vencedor. Romney no ofreció contrastes ni propuestas diferentes. Felicitó a Obama por el asesinato de Osama Bin Laden, la invasión de Libia, la muerte de Muamar Gaddafi y la caída del egipcio Hosni Mubarack. Tampoco tenía mucho margen de maniobra. Le hubiera costado la elección argumentar que las tropas se queden en Afganistán más allá del 2014 o proponer que se abran nuevos frentes militares en Siria e Irán.

Mitt Romney falló en arrinconar a su adversario sobre la malograda operación oficial Rápido y Furioso, que permitió a narcotraficantes mexicanos obtener armas de grueso calibre. Tampoco cuestionó la falta de una reforma migratoria que sigue dividiendo a millones de familias latinoamericanas y sobre el cierre de la cárcel de Guantánamo, promesas de la anterior campaña de Obama, todavía incumplidas.

Romney acertó en decir que América Latina es tierra de oportunidades, mayores a las que ofrece China, potencia a la que achacó un juego comercial desleal permitido por Obama. Pero fue una tímida frase de segundos en una discusión de 90 minutos, en los que no se habló sobre tratados de libre comercio, del Plan Colombia, del Plan Mérida ni de futura asistencia para el desarrollo de la región o sobre la resistencia que EU provoca entre algunos gobiernos.

Las oportunidades para hablar de política exterior con América Latina eran muchas. No debieron ignorarse temas importantes como la legalización de las drogas como alternativa para detener la violencia del narcotráfico; el tráfico ilegal de precursores químicos que permite la apertura de centros de producción de metanfetaminas en Argentina, Brasil y México y el creciente problema de tráfico de personas. También se olvidaron de hablar sobre el impacto de las deportaciones de criminales que siguen engrosando las filas de las pandillas juveniles que asolan América Central y la viabilidad del embargo económico sobre Cuba.

La ausencia de estos temas también fue responsabilidad del moderador. El periodista Bob Schieffer, de la cadena CBS, falló en poner a Latinoamérica en la agenda del debate. El hecho denuncia la poca importancia que la prensa estadounidense le da a la región, lo que quedó aún más en evidencia esta semana cuando el diario texano Houston Chronicle anunció el cierre de su oficina en la ciudad de México, siguiendo el patrón de muchos medios colegas.

También es cierto que América Latina no es muy relevante en la agenda de los estados indecisos, los que tienen la posibilidad de voltear la elección. Sobre el imperfecto sistema electoral, que no depende del voto popular sino de un Colegio Electoral, una proyección del The New York Times estima que Obama tendría 237 electores de los 270 que se necesitan para ganar la presidencia; mientras que Romney tendría 206 sumando el de todos los estados tradicionalmente republicanos.

En definitiva, lo que está en juego son 95 electores de los ocho estados indecisos, Florida (el más importante con 29), Ohio, Virginia, New Hampshire, Nevada, Carolina del Norte, Iowa, Colorado y Wisconsin, lugares donde se enfocará lo poco que queda de campaña.

De todos modos, habrá que observar qué importancia le darán el próximo presidente y el nuevo congreso estadounidenses a las relaciones con América Latina; si les darán prioridad o dejarán al fondo del tarro. Todo puede pasar. La política exterior estadounidense es tan pragmática que mucho depende del contexto y de los humores políticos del momento. Por eso resulta difícil descifrar el revoltijo de 60 años de relaciones, en los que brillan con la misma intensidad desde la Alianza para el Progreso, de Kennedy, hasta el Plan Brady, de Bush padre, desde las invasiones y el apoyo a dictaduras militares hasta el respaldo de procesos democráticos.

Nota publicada en  eluniversalmas.com.mx

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