[México] 30 días de gobierno

La recta final de la administración del presidente Felipe Calderón pone de manifiesto que siempre hay nuevas formas de hacer política.

Durante años, los cambios de sexenio venían plagados de tensiones políticas, crisis económicas, enfrentamientos sociales y hostilidad por parte de algunos sindicatos, políticos, empresarios, intereses extranjeros y hasta de algunos medios de comunicación.

Hoy, en plena transición política el gobernante saliente y el entrante están dando muestras inéditas de civilidad política y madurez democrática. Ejemplo de ello son las reuniones de trabajo sostenidas en Los Pinos entre ambos para la transición del Poder Ejecutivo; no son las primeras de nuestra historia, pero sí las que se han hecho públicas en su duración, asistentes y temática.

Es evidente que la intención del presidente Calderón y del presidente electo Peña Nieto es que la marcha del país no se detenga ni se altere por el cambio de partido en el poder y mandatario en la silla presidencial. Felipe Calderón es un gobernante que ha demostrado ser maduro en el cargo y firme en el timón; a pesar de la derrota de su partido mantiene estable la conducción del país.

Al mismo tiempo vemos un PRI reloaded, que emerge de dos derrotas presidenciales y de su 20 Asamblea Nacional, celebrada en 2008, en la que llegó a reconciliarse y a salir fortalecido. Fue una ocasión en que el PRI actualizó sus documentos básicos, estatutos, declaración de principios y programa de acción, y selló un pacto de unidad para alcanzar la victoria electoral con el objeto de demostrar que tiene experiencia para gobernar.

Las pasadas elecciones presidenciales obligan a todos los partidos a hacer un profundo examen de conciencia y una revisión de su misión y responsabilidad ante la sociedad. El PRI, en los primeros meses del 2013, convocará a otra Asamblea Nacional, de la cual la nueva visión del partido deberá ser eco de la óptica del país que tenga la próxima administración de Enrique Peña Nieto.

La izquierda tiene que hacer una gran reflexión respecto a su estructura y a la forma de definir sus verdaderos liderazgos. El PAN me hace recordar la película Avatar, en la cual unos hombres azules hacen frente a las amenazas de su tiempo en una realidad virtual.

En los próximos 30 días, el país no estará ajeno a retos, pruebas y reclamos de grupos de interés, pero hay una gran lección. Anteriormente los inconformes se portaban bien y los políticos se portaban mal; hoy gobernantes y legisladores demuestran con responsabilidad que los políticos se portan bien y los inconformes se portan mal; derrumban escuelas, bloquean caminos, queman camiones, agreden sin razón justificada, a sabiendas de que la ley y las instituciones tienen los caminos para resolver lo que no se soluciona mediante violencia ni barbarie.

Esperamos que el próximo 1 de diciembre los legisladores reciban al presidente Calderón con el respeto y la dignidad del poder que representa, para llevar así una ceremonia de cambio de poderes que sea motivo de orgullo y no de vergüenza. Vemos que el ritual del poder cumple su ciclo. Inician los tiempos de la familia y los amigos de siempre, donde se conocen lealtades y a quienes voltean la espalda habiendo estado cerca. Son tiempos en que los silencios dirán más que los discursos, los hechos hablarán por el pasado, porque cuando se acaba el poder se inicia la historia.

Rúbrica. ¿No que no? Muy callados quedaron los críticos al enterarse de que el presidente electo Enrique Peña Nieto se ha reunido en menos de un mes con presidentes y jefes de Estado, ante quienes ha demostrado tener la capacidad de diálogo, la altura de miras y la visión de Estado necesarias para defender los intereses de México.

Nota publicada en eluniversalmas.com.mx