Autoritarismo y presupuesto

Hace pocos días el ministro Giordani presentó ante la Asamblea Nacional el Presupuesto de la Nación para el año 2013. Como puede comprobar hasta el más lerdo, el mismo está lleno de mentiras: empezando por el monto -396 millardos de bolívares cuando a la fecha el de 2012 alcanza los 416 millardos-, hasta la trampa repetida de estimar el precio del barril de petróleo en 55 dólares cuando durante el año que está terminando ha promediado poco más de $100.

Detengámonos en esto último: los ingresos de los estados y los municipios dependen del llamado situado constitucional, el 20% del presupuesto ordinario, es decir, de los 396 millardos que acaba de aprobar la Asamblea. Si, como prevén todos los analistas, los precios del petróleo se mantienen sobre los 100 dólares, es inevitable que ese presupuesto termine por encima de los 500 millardos, con lo que se le estarían birlando a los entes locales unos 30 millardos que, entrando en la categoría de ingresos extraordinarios, irían a terminar en ese barril sin fondo ni transparencia llamado Fonden, manejado por el Presidente de la República a su leal saber y entender.

El descrito es un truco repetido, ya usado por la "revolución" para debilitar a unos poderes locales que aborrece y que sólo se podrá desmontar cerrándole el paso al intento del Gobierno de copar las principales gobernaciones de estado: a fines de 2009 el candidato del PSUV a la gobernación de Anzoátegui sentenciaba sin vergüenza que "los mejores gobernadores y alcaldes serán los primeros que desbaraten las gobernaciones y alcaldías". Sería de una ingenuidad conmovedora pensar que individuos como este y sus compañeros en esta operación de abordaje se atrevan a desafiar los deseos del Dedo Único que impuso sus nombres y defender los intereses de una población a la cual, en fin de cuentas, nada los une.

Hay que agradecerle al Dr. Giordani haber hecho la advertencia a tiempo: si se quieren defender los recursos que legítimamente les corresponden a los estados y los municipios es perentorio cerrarle el paso a los ordenanzas del Comandante y abrírselo a quienes realmente creen en las virtudes de la descentralización. También las manipulaciones presupuestarias son un instrumento del autoritarismo de esta falsa revolución, obsesionada por dos "ismos" igualmente perniciosos: centralismo y continuismo.