El hilo de Enrique

El 5 octubre los newsfeeds de los jóvenes opositores entre los 18 y 35 años contenían consignas como "hay un camino", "viva el progreso". En la noche del 7 de octubre las actualizaciones habían metamorfoseado a "pueblo de ignorantes, tenemos lo que merecemos" y aumentadas calumnias. Quedaba al descubierto dos verdades; los jóvenes preparados del país no comprendían cómo una nación ignoraba el camino del progreso, y segundo, que esos jóvenes tienen poco en común con sus contemporáneos de menos recursos.

El chavismo tiene causas simples y complejas, eso lo hace de difícil explicación. Por un lado, utiliza eficazmente ineficiencias en nuestras estructuras mentales; por el otro, ha dado a esas falacias gubernamentales, un tejido verbal con alto contenido ideológico. Ejemplo del primero es la redistribución no sustentable de la hacienda pública. Mediante transferencias directas (por vía de las Misiones), Chávez ha redireccionado el gasto público a los estratos más necesitados. Ese dinero proviene mayoritariamente del precio del petróleo, el cual, infelizmente, no depende en prácticamente nada de nosotros sino de los mercados mundiales. No sólo sabemos que es finito, sino además sabemos que es fluctuante. Eso incluso lo saben los pobres. Pero eso es como saber que la grasa de una tocineta hace daño cuando se tiene 30 años. La estructura sicológica del hombre favorece placer a corto plazo sobre consecuencias a largo plazo. Eso es verdad para ricos y pobres, empresarios y gobernantes.

Frente a la redistribución la oposición no puede ni debe competir. Frente a lo segundo -la ideología- aún hay esperanzas. Retóricamente, las falacias del socialismo poseen una ventaja. Es mejor igualdad que desigualdad, es mejor pueblo que individuos, es mejor soberanía que imperialismo. ¿Cómo pelear contra un discurso tan hermético y falaz, pero tan atractivo y sencillo? Desarticularlo es difícil pero no imposible, menos aún cuando en 14 años tantas necesidades se han visto desatendidas. El otro elemento es que realmente no existe ideología que contraponerle. El capitalismo está incrustado en las mentes venezolanas como neoliberalismo, cuando el capitalismo moderno es en realidad un sistema ecléctico y de difícil definición. Hay capitalismos más liberales -a la americana- como existen capitalismos más progresistas y con tinte social como Suecia. Existen capitalismos de alto contenido estatal como China y Brasil, así como sistemas duales donde liberalismo económico y un estático poder político subsisten como en Singapur. El mundo se encuentra en una encrucijada por encontrar un nuevo paradigma: Bill Gates lo llama "capitalismo creativo", Richard Branson "el Plan B". Se trata de unir el poder de la mente creativa del emprendedor con la necesidad social de otorgar a cada individuo dignidad económica.

La oposición venezolana ha sido particularmente inválida en articular las falencias del chavismo y romper con la dicotomía absurda de la IV y la V república. En la campaña 7-0, se disipó ese mensaje retrógrado con la inclusión de una tercera posibilidad, otro camino llamado progreso. Ahora hay que darle estructura a ese camino. Uno pensaría que, sabiendo de historia de Venezuela, HCR declinaría la gobernación y, capitulando en su erguimiento como líder de la unidad, se dedicaría estos 6 años a consolidar ese mensaje. Hugo Chávez pudo ser gobernador de Barinas, decidió ser presidente. Arias Cárdenas fue gobernador, aún no es presidente.

En la mitología griega, Ariadna, hija de Minos, por amor otorga a Teseo un hilo de ovillo que lo guiaría de vuelta por el laberinto luego de matar al Minotauro librando a Atenas de la penitencia impuesta por el Rey Minos. El "Hilo de Ariadna" sirve de metáfora para no perder el origen de este camino que nos ha conducido a otorgar más de 6 millones de votos. Existen dos Venezuela, arduamente divididas y en conflicto. El líder opositor que merezca ser presidente debe construir un puente que efectivamente las una. Para ello debe articular convincentemente el porqué este sistema, aunque aparezca como beneficioso para la mayoría, es altamente pernicioso. Además debe reprocharnos a nosotros, a los "educados", a su base electoral, que seamos aún tan ignorantes de lo que yace al otro lado del puente, a que sigamos tratando de utilizar a nuestros contemporáneos menos afortunados como instrumentos votantes y no como conciudadanos. HCR debe entender que la sociedad civil anda tendiéndole un hilo, marcándole el camino para que no se pierda en el laberinto de la oposición. Si no salimos al escenario en la próxima escena puede ser que la próxima obra también sea socialista. HCR comete un grandísimo error postulándose a gobernador; debe postularse como líder, pero como bien debe saber, los líderes no se postulan, se hacen.

Nota publicada en eluniversal.com