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Miércoles 14 de noviembre 2012

Crucifixión en la Asamblea Nacional

Por: Alexander Cambero.
Crucifixión en la Asamblea Nacional
Foto: Referencial

La mayoría cómplice quiere degollina en el hemiciclo de la Asamblea Nacional. Preparan sus armas para tratar de liquidar políticamente a algunos gobernadores que le son un estorbo. Las argumentaciones baladíes abundan, lo que interesa es sacar de carrera a gerentes exitosos que pueden mostrar una obra trascendente. La verdadera razón del asunto no es la lucha contra la corrupción, es simplemente apartar huesos duros de roer para allanar la victoria de los candidatos del régimen que están huérfanos del respaldo popular. Si hablamos del entrañable estado Lara la diferencia entre Henri Falcón y Luis Reyes es descomunal. Cuando el último era gobernador su obra fue el gris reflejo de una gestión catastrófica. Su comandante de policía estuvo sindicado de tener conexiones con el narcotráfico colombiano, la inseguridad se incrementó de manera dramática, mientras la vialidad agrícola era un monumento a la ineptitud. Mientras tanto, a pocas cuadras de la sede de la gobernación Henri Falcón realizaba una gestión como alcalde de Iribarren brillante. Una administración que es reconocida como una de las mejores de la historia regional, ejemplo en Venezuela de eficacia y que relanzó a Barquisimeto como una metrópoli con una potencial que se pierde de vista en el concierto de las ciudades. Es increíble la diferencia abismal que existía entre ambos despachos, en donde uno trabajaba como hormiga atómica y el ungido de Reyes dormía como una morsa. Dos administraciones que nacieron del mismo tubérculo, pero Henri entendió que tenía que gobernar para todos. El otro solo respondió a la directriz que emanaba de Miraflores. Un funcionario que ha fracasado en todos sus cargos y que ahora se quiere presentar como una alternativa válida. Los larenses no olvidamos su desastre...

Hemos visto como la mayoría de la Asamblea Nacional tiene como objetivo inhabilitar a algunos gobernadores para impedir que estos sean reelectos por el voto popular. Más allá de la perversidad que esto conlleva, queremos decir algunas cosas. La Asamblea Nacional en donde convergen todas las ideas, se ha transformado en un órgano inútil. El país se está cayendo a pedazos y los parlamentarios del régimen viven cantando canciones revolucionarias en un tono francamente patético, haciendo declaraciones de adhesión de cuanta estupidez se les ocurra. Los grandes temas del país son obviados porque ellos solo están en sus curules para servir como fantoches de Hugo Chávez. Sus discursos son el Olimpo de la necedad. Una pobrísima expresión verbal que denota mucha falta de lectura y seso en esos diputados que recitan las mismas proclamas de una revolución que tiene el alma podrida por tanto ladrón. Esos discursos dados en el mismo lugar en donde brillaron tribunos excepcionales como Andrés Eloy Blanco, deben servirnos de reflexión para entender que caímos en el foso. Que estamos en un submundo lleno de villanías en donde se hunde al honesto y se ensalza al que delinque por el solo hecho de militar en la revolución bolivariana.  Lamentablemente muchos de los representantes democráticos caen en el juego macabro que plantean estos personajes de la tenebrosa realidad que nos envuelve. Una de las pocas que con inteligencia y mucha audacia ha logrado desenmascarar todo esto es la infatigable María Corina Machado. Su perseverancia frente al atropello le ha convertido en la mejor parlamentaria de este circo de enanos.

Lo peor es que se jactan de ser mediocres. Se sienten orgullosos de hacerse llamar títeres del presidente. Allí el pensamiento individual está congelado, todo lo que dicen viene programado desde Miraflores con una sumisión que da pena ajena. Creemos que estamos en presencia de la peor época de este escenario en donde brillaron tantos hombres y mujeres que construyeron patria.

Son una especie de protectorado del régimen revolucionario. Una secta que vive en las catacumbas planeando destruir a todo aquel que no está en sus legiones de maldad. ¿Por qué no investigan la gestión del maestro Chávez en Barinas? ¿Por qué no abren una averiguación a las veintiséis denuncias hechas contra Diosdado Cabello, cuando fue gobernador de Miranda? Y así como estas miles de denuncias que tienen ocultas en muchos archivos de la nación. Allí entre esos papeles celosamente guardados están las verdades ocultas de este régimen corrompido.

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