Que Humala ponga orden y Toledo no meta desorden

Hace más de año y medio que el país no cuenta con un Defensor del Pueblo y hasta la fecha el Congreso no logra el consenso que permita la designación de este cargo tan importante para la defensa de los derechos de la ciudadanía. La inmadurez política y artimañas de última hora han hecho abortar el acuerdo que a duras penas se había logrado en el Congreso para cumplir con su responsabilidad.

Tal parece que algunos congresistas no valoran la importancia que tiene la Defensoría del Pueblo, en especial en la coyuntura actual caracterizada por la presencia de numerosos conflictos sociales potenciales. Asimismo, la desidia y falta de seriedad están dejando sin protección los derechos constitucionales y fundamentales de la persona y de la sociedad, así como su defensa frente a la falta de atención o deficiencia de la administración pública. Funciones que precisamente corresponden al Defensor del Pueblo.

Lo acontecido recientemente en las bancadas de Gana Perú y de Perú Posible con relación a este asunto importante es penoso y nos obliga a llamar la atención a sus líderes para evitar el mal espectáculo que están dando ante el país. Y es que el comportamiento errático mostrado por ambas bancadas aliadas que reflejan pugnas internas e intereses personales los han llevado a boicotear el proceso de elección que ya estaba consensuado.

En efecto, pese a haberse logrado hasta la semana pasada el acuerdo para la elección del Defensor entre todas las bancadas parlamentarias y estando lista su votación en el pleno, la bancada oficialista y su aliada decidieron retirar su apoyo a la candidatura única ya consensuada.

En la bancada de Gana Perú las rivalidades internas y la falta de dirección política y de liderazgo hicieron abortar su acuerdo a última hora, lo que obliga al presidente Humala a poner orden en sus filas.

Por otro lado, en Perú Posible el autoritarismo y personalismo inefable de Toledo lo llevaron a romper el acuerdo firmado proponiendo una nueva candidatura sin coordinación alguna, dejando así mal parada a su propia bancada que se muestra impotente ante el desorden causado por su líder.

Con actitudes como estas tampoco será posible lograr la elección de los miembros del Tribunal Constitucional ni de los directores del BCR, lo cual atentaría gravemente contra la institucionalidad que hay que preservar. Por ello, hace falta más responsabilidad y madurez política de los partidos para salir de este impasse.

Nota publicada en larazon.com.pe