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Lunes 26 de noviembre 2012

¿Qué esperar de la educación autoritaria?

Por: Miguel Bahachille.
¿Qué esperar de la educación autoritaria?
Foto: Referencial

La idea de instaurar un sistema educativo de propensión autoritaria, como pretende hacerse con la creación de los consejos educativos, está ocasionando un shock colectivo entre padres que comienzan a concientizar el despropósito de este peregrino esquema que busca encajonar a sus hijos en un pensamiento único. El plan incluye desprestigiar el excelente sistema educativo forjado entre 1958 y 2008 en el cual se educaron los mismos profesionales que ahora denigran de su formación y promueven otra cosa. Los actores del régimen, no los representantes y maestros, pretenden determinar la dirección y metas de la educación del país. El Gobierno hace enormes esfuerzos para hacerse del control de la enseñanza en todos sus niveles pues está al tanto que la instrucción libre es incompatible con los sistemas  autocráticos.

Aquello que parece adecuado para la política, es decir buscar compromisos e identificaciones a través de slogans o actos demagógicos como muy bien lo hace Chávez con frecuencia, no lo es para el sistema educativo. Los promotores de ideas tan absurdas, como los consejos educativos, aunque formados dentro de un extraordinario sistema didáctico forjado a lo largo de los denigrados 40 años, se inclinan hoy por comunas tuteladas por un ente opresor. Poco importa que los nuevos métodos se contrapongan a su propia línea formativa. Lo importante es vanagloriarse con el jefe.

¿Es que el sistema educativo no puede ser proclive de reformas? Por supuesto que sí, pero no con fórmulas viciadas que conducen al fanatismo irracional. Es preciso que preservemos lo que realmente ha demostrado ser bueno, y, más allá, buscar ajustes concretos que permitan incursionar en modelos conexos al desarrollo. Los consejos educativos, además de injertarnos en estándares utópicos truncados hasta por sus creadores soviéticos, catequiza a la fuerza sin investigar la idoneidad docente. ¡Cosas de autócratas!

El Gobierno pretende echarle mano al niño que sale de la esfera intima de la familia hacia la escuela para conducirlo a un nuevo orden subordinado a un conjunto de normas estructuradas bajo el influjo de doctrinas comunales. En otras palabras, el mundo del impúber no se amplía como debe ser el designio de toda educación sino que se reduce. Su personalidad todavía informe, su fantasía e imagen del mundo, se verá reducida por reglas autocráticas en las que parte de su vida será programada bajo la égida de un Estado interventor.

Las necesarias relaciones informales que todo niño mantiene en el seno de su familia se perderán para formalizarse bajo la sumisión de maestros preferiblemente formados en el cosmos cubano. Mientras en la familia es posible hablar de una jerarquía de autoridad natural, en esas escuelas el niño deberá enfrentar por primera vez a una potestad artificial guiada por la contención. Aunque las reglas no son creadas por el maestro se verá obligado a representarlas y a través suyo imponer normas de adaptación y obligatoriedad ajenas a nuestra cultura.

Hay que seguir denunciando con todo rigor esta engañifa gubernativa destinada a ampliar los controles desde abajo manipulando mentes en formación sin valorar el juicio crítico de los "otros". Esa trampa no debe pasar. Afortunadamente padres, representantes y buena parte de los maestros, están alerta ante esta perversa incursión.

Además de protestas públicas debemos reforzar el poder de la oposición democrática en las regiones como bloque de contención ante esta nueva agresión a la costumbre de nuestros niños. Todos a votar masivamente el 16 de diciembre para limitar los espacios gubernativos radicales como el caso del flamante Aristóbulo que amenazó con "esbaratar".

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