En busca de los pescadores

Detrás del dicho “no regales el pescado, sino que enséñales a pescar” subyace una lógica o visión del desarrollo que a muchos ha iluminado y movido para la realización de sus proyectos, iniciativas o programas asociados al desarrollo social. Sin embargo, en nuestra región y en especial nuestro país, la idea del socialismo como marco sobre el cual se planifica tiende a anular este principio, dejando en evidencia el que hoy se premia o atiende la carencia, la falta y no el logro y el esfuerzo. Un ejemplo nítido de ello es el Bono de Desarrollo Humano (BDH) sobre el cual se establece la relación entre el Gobierno y los ciudadanos con mayores necesidades de bienestar, es decir, se promueve una relación mucho más de dependencia y asistencialismo que de empoderamiento y autonomía. Lo que muchos ven hoy como una medida de sanción es a la larga un recrudecimiento de la pobreza en el largo plazo, debido a la nula inversión en las capacidades para avanzar.

Durante años las ideas e iniciativas que se enmarcan en el denominado “emprendimiento social”, es decir, bajo la lógica de generar valor y riqueza con fines sociales, se han mantenido alimentadas y promovidas principalmente por los esfuerzos filantrópicos o la denominada responsabilidad social empresarial y no así por políticas claras incentivadas desde los gobiernos. Habiendo tenido experiencia en Ecuador, Chile y Brasil con emprendimientos sociales, podría afirmar que esa distancia con los gobiernos suele darse básicamente por la lentitud burocrática que muchas veces termina desacelerando la energía con que nacen estos emprendimientos, pero también se debe a una desviación permanente de los gobiernos por ser poco sinérgicos, asociativos, promotores del encuentro entre lo público y privado. Si bien países como Chile hoy lo tienen más resuelto, sin duda que para que un emprendimiento social adquiera escala nacional, este finalmente debe renunciar a múltiples factores para adaptarse al aparato estatal, y no todos están dispuestos a sacrificar esto.

En un momento turbulento por el que atraviesa Europa, llama la atención la relevancia que está adquiriendo este tema en dicha región, desde el desarrollo de estrategias multianuales de esfuerzos de emprendimiento social en Alemania y Francia, pasando por la Comisión Europea que ha lanzado la iniciativa de negocios sociales que permite regular las inversiones sociales, crear fondos para estos emprendimientos y apoyar intermediarios financieros. Prácticamente no hay gobierno (ya sea de corte socialista o no) que no esté anunciando fondos y apoyos al emprendimiento social.

El rol del Estado debe ser el de promover la cultura de emprendimiento por sobre el asistencialismo. Medidas que van desde reconocer e incentivar directamente el desarrollo de ideas que agreguen valor social hasta estimular el esfuerzo por sobre la carencia. Otra clave es el diseño de una agenda clara que permita enfocar dichos esfuerzos con estímulos claros y permanentes. Medidas que premien la asociatividad, la sustentabilidad a largo plazo sin la dependencia estatal son claras señales que se dan hoy desde Europa. Lanzar la red para captar a todos esos pescadores que día a día enseñan a pescar es un imperativo si queremos ser una sociedad más dinámica y socialmente responsable.