Hace unas semanas me tocó conversar sobre la polémica del alcotest. Me descubrí defendiendo en Twitter la propuesta de que Carabineros informara que una persona había sido detenida por alcotest, pero que no diera el resultado del mismo hasta no tener el mucho más confiable resultado de la alcoholemia. No me siento orgulloso de reconocer que, al preferir la opacidad, me compré el prejuicio de que darles esos números no relevantes informativamente a periodistas (como yo) era «darle una navaja a un mono».
La semana pasada, The Clinic editorializó lamentando incluso que su periodista haya tenido acceso a una víctima del caso de explotación a menores. Parece que muchos colegas, presionados por la búsqueda de exclusivas, olvidamos que, antes que periodistas, somos personas y que no todo lo que llega a la redacción debe ser publicado.
En un seminario que hicimos las facultades de Derecho y Comunicaciones de la UC sobre La Haya, Gustavo Momhe, director del diario La República, se mostró sorprendido de cómo aquí se cita tanto el marginal diario nacionalista La Razón, con un tiraje bajo los 5 mil ejemplares. El dueño de una empresa informativa que, junto a los grupos El Correo y El Comercio, alcanzan al 90% de los lectores de su país, explicó que, para muchos peruanos, independiente del resultado, este fallo será la forma de cerrar comunicacionalmente una herida abierta, para enfocarse en seguir trabajando juntos por el desarrollo.
La ficción puede ser inspiradora. Me asumo como fan de la serie The Newsroom, de Aaron Sorkin. Su contexto es un noticiario de TV cuyas notas se emiten precedidas por un grado de análisis y discusión que garantizan un producto de calidad. El protagonista, el conductor del noticiario Will McCoy, repite una y otra vez que está ahí con la misión de civilizar. Hace unos días, en la Facultad de Comunicaciones UC, hicimos nuestro ejercicio de planificación. Y, al conversar sobre nuestra misión como facultad, recordamos que hacemos esto para “contribuir a enriquecer y articular el diálogo social, con el fin de potenciar una convivencia basada en el respeto y la verdad”… Creo que esto tiene mucho de esa misión: estamos aquí para evitar la barbarie propia de un entorno dominado por pasiones y personas desinformadas.