Con profunda preocupación hemos sido testigos de cómo algunos miembros de la Policía Nacional, institución que vela por la seguridad de la ciudadanía, lejos de combatir el flagelo de la delincuencia, contribuyen a ella. El problema –probablemente– sea mayor a lo que hasta ahora conocemos, se comenta que habría otros implicados en dicha institución; nos preguntamos: ¿cuántos más de estos sujetos existen al interior de la PNP?, quizá muchos; pero ¿por qué sujetos como éstos forman parte de la Policía?, una respuesta fácil sería que en todas las instituciones puede haber delincuentes; todo ello como consecuencia de un problema mayor: la corrupción, principal factor que facilita sucesos como el descrito.
Este problema parte del propio Estado, al no establecer políticas claras, sobre todo en este aspecto primordial, la seguridad ciudadana; cuántos años se posterga la implementación de nuestra Policía; asimismo, los magros sueldos, o simplemente leyes que más favorecen al delincuente que al efectivo, sin garantía en el cumplimiento de su deber.
Nadie o pocos serán quienes se desempeñarán correctamente en dicha situación, ello abre la puerta para que, aquellos con tendencias delictivas, opten por el camino equivocado.
En definitiva, el problema no es solo de una institución, es mucho más grande. Los responsables no se manifiestan, ni siquiera para proponer alternativas de solución.
Nota publicada en larazon.pe