César Gutiérrez Peña, autor de estas líneas
La novelesca historia del Proyecto Modernización de Refinería Talara, me hace evocar la obra ¿Quo Vadis? (¿dónde vas?) del polaco Sienkiewics, referida a la huida de del apóstol Pedro, ante la persecución a los cristianos en la Roma de Nerón. En este caso los protagonistas son: el Presidente de Petroperú, Humberto Campodónico y el Ministro de Energía y Minas, Jorge Merino. La pregunta actual es pertinente ante el reciente anuncio de éste último, que la inversión en el emprendimiento asciende a la suma de 3,450 millones de dólares, precisando que se evaluará en su despacho y en el de economía y finanzas, la pertinencia de realizar la obra.
La afirmación del ministro tiene varias aristas, en primer lugar deja mal parado al presidente de la petrolera, que el día anterior declaró a los medios que aún no había una cifra para cuantificar el proyecto. En segundo lugar deja clarísimo el inminente despido del aludido por no haber concretizado ninguno de los múltiples anuncios que hizo en los últimos quince meses. Y en tercer término quedan flotando las preguntas: ¿dónde va el proyecto? Y, ¿cuál será la reacción del pueblo de Talara, al que se le creó la expectativa del inicio inminente de la construcción?
Por el bien del endeble gobierno Humalista, tiene que ofrecerse una salida, la credibilidad de la palabra empeñada se ha reducido a la nada. La responsabilidad de esta situación es compartida por los señores Campodónico y Merino. El primero por generar irracionalmente expectativas y el segundo por permitírselo, siendo presidente de la Junta de Accionistas de la petrolera estatal.
El escenario es complejo por las nuevas relaciones que se van a presentar en el mercado de combustibles peruano, como consecuencia de la puesta a la venta de la Refinería La Pampilla, de accionario mayoritario de la española Repsol.
Las salidas van desde realizar construcciones parciales en Refinería Talara al otorgamiento de todas las tareas nuevas en calidad de “outsourcing”. El análisis objetivo llevará a buen destino; cifras hay más que suficientes, debe primar: mentalidad empresarial, maximización de los recursos estatales y minimización del endeudamiento. Las señales de la economía global no son tan auspiciosas para ser dispendiosos.