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Miércoles 05 de diciembre 2012

Economía, conocimientos y competencias

Por: Hugo Salinas (*)
Economía, conocimientos y competencias
Foto: Difusión


Hugo Salinas, autor de estas líneas


Sin lugar a dudas que las universidades en el Perú requieren de una transformación. Basta observar el resultado de las instituciones encargadas de clasificar por su rendimiento a las universidades en el mundo, para darnos cuenta de la triste realidad de la universidad peruana.

Una de las más prestigiosas clasificadoras es la Universidad Jiao Tong de Shanghai en China, quien establece anualmente, y desde 1993, el ranking de las 500 mejores universidades en el mundo. Para ello toma en cuenta el nivel de los estudiantes, de los profesores, los centros de estudio y de investigación, la actividad científica, publicaciones, etc.

Según esta clasificadora china, para el año 2012, de las 20 mejores universidades en el mundo, 17 pertenecen a los Estados Unidos. Dentro de las tres restantes, dos pertenecen a Inglaterra y una a Japón. El puesto 5 es ocupado por la University of Cambridge, el 10 por la University of Oxford, y el puesto 20 por The University of Tokyo[i].

Dentro de estas 500 mejores universidades del mundo no aparece ninguna universidad peruana. Para observar su desempeño hemos recurrido a otra clasificadora que abarca a un mayor número de universidades en el mundo. Se trata de la Ranking Web de Universidades. Según esta clasificadora, de las 41 mejores universidades del mundo, 37 pertenecen a los Estados Unidos. Dentro de las otras cuatro tenemos a la universidad de Sao Paulo (Brasil) que ocupa el puesto 15,  a la University of Cambridge de Inglaterra con el puesto 20, a la  University of Oxford de Inglaterra en el puesto 25, y a la Universidad Autónoma de México con el puesto 41[ii].

Según esta misma clasificadora, la Pontificia Universidad Católica del Perú se encuentra en el puesto 687, la Universidad Nacional de San Marcos en el 997, la Universidad Peruana Cayetano Heredia en el 2023, la Universidad Ricardo Palma en el 2273, y la Universidad Nacional de Ingeniería en el 2971. Triste realidad de la universidad peruana.

Y esta situación se convierte en crítica si tomamos en consideración otro evento de suma importancia para los pueblos del mundo. Se trata de la evolución de los procesos de trabajo, uno de los dos elementos de toda actividad económica. Resulta que los conocimientos se están convirtiendo en el punto central de un nuevo proceso de trabajo que la Humanidad está construyendo. Y son los procesos de trabajo que en su evolución han determinado, a lo largo de la historia de la Humanidad, el nivel de crecimiento de los países, el cuadro de vida de las personas y el grado de bienestar que los pueblos pueden alcanzar.

En los orígenes de la Humanidad, los centros de alimentación conformados por cursos de agua y bosques eran el hábitat de los seres humanos. La creación de herramientas de trabajo como el mazo o la lanza no fueron suficientes para transformar sustancialmente su cuadro de vida. Fue necesario el descubrimiento de la tierra cultivable para que se transforme el cuadro de vida de las personas. Dejan de ser nómades para convertirse en sedentarios, forman familia y así pueblan el planeta Tierra. La agricultura primitiva, una forma de trabajar (proceso de trabajo) en base a la tierra cultivable, permitió generar un nuevo cuadro de vida y organizar sedentariamente a los pueblos.

Este cuadro de vida fue superado largamente por la aparición de la máquina y la revolución industrial que impone una nueva forma de trabajar y de vivir. Una economía de intercambios con precios expresados en unidades monetarias se impone en todos los rincones del mundo. Se construye una economía-mundo, y con ella también las bases de una sociedad mundial. Genera una economía que permite la satisfacción de casi todas las necesidades materiales del ser humano. Condiciona la posibilidad de un envidiable cuadro de vida dentro de ciudades. Diríamos, como lo han dicho algunos, que estamos en el fin de la Historia. Y sin embargo, los seres humanos no se detienen en su espíritu de progreso.

Sucede que, en los países del Norte ya se está imponiendo una nueva forma de trabajar que está dejando muy atrás a la revolución industrial. Ya no se trata de producir bienes materiales sino de elaborar bienes inmateriales. Ya no se trata de una producción en serie, masiva, sino de una elaboración de bienes únicos, que no requieren ser duplicados. Ya no se trata de habitar una morada desde el nacimiento hasta la muerte, sino de “transitar” por los diferentes pueblos del mundo.

Es un proceso de trabajo que está creando una nueva economía y sociedad, y en donde los conocimientos y competencias incrustados dentro del trabajador remplazan a la máquina, corazón de la economía industrial. Cada nuevo bien elaborado por esta nueva forma de trabajar es un descubrimiento, una invención, una creación, o una innovación. Todos estos nuevos bienes económicos son inmateriales. Están creando un nuevo cuadro de vida en donde la comunicación es en tiempo real. Nuevas relaciones humanas que exigen una economía a rostro humano. Y una búsqueda consciente y deseada de una nueva estructura social que haga factible la libertad en todos los dominios humanos. En suma, es la construcción de un nuevo mundo basado en la economía inmaterial.

Por consiguiente, es importante ser consciente de que el mundo avanza hacia la economía inmaterial. Es una nueva forma de trabajar cuyos elementos son diferentes a la economía industrial y, más aún, a la economía campesina. Ya no se trata del campesino con su tierra cultivable, ni del obrero con su máquina. Se trata del conceptor con sus conocimientos y competencias.

El nuevo centro de trabajo ya no es ni una fábrica ni una chacra. Es un centro de investigación y de desarrollo. El nuevo trabajador es un científico, porque la elaboración de los nuevos bienes económicos inmateriales requiere de un alto grado de conocimientos y competencias. Los insumos de esta nueva manera de trabajar son otros conocimientos acumulados durante los miles de años de existencia de los seres humanos. El soporte material de estos bienes inmateriales es insignificante en la estructura de costos de producción, más aún en el precio de venta.

Y algo más prodigioso aún está generando esta nueva economía inmaterial. Dado que el elemento fundamental de esta nueva forma de trabajar, que la llamo proceso de trabajo de concepción, está incrustado en el cuerpo del trabajador, se hace imposible la explotación del hombre por el hombre. Es decir, estamos muy cercanos de una nueva economía y sociedad en donde no existirán más las grandes desigualdades socio-económicas producto de una relación de dominación.

Cuando el ser humano realizó uno de sus más grandes descubrimientos, la tierra cultivable, al mismo tiempo generó la condición formal de la explotación del hombre por el hombre. La tierra cultivable, creación humana y al mismo tiempo elemento fundamental de la agricultura primitiva, se encuentra al exterior de su propio creador y, por consiguiente, fue suficiente la fuerza y la violencia para ser apropiado por un tercero. Lo mismo sucedió con la máquina, elemento fundamental de la economía industrial que permitió la continuación de una economía y sociedad estructurada sobre la base de la expropiación del esfuerzo de todo un pueblo y, por consiguiente, de las grandes desigualdades socio-económicas. De esta forma, un pequeñísimo sector de la sociedad se convierte en el propietario de la totalidad del resultado de la actividad económica, tanto en términos de flujo como de stock. La pobreza, el desempleo y la marginación, se instalan en el mundo.

Esta condición ya no existirá en una economía inmaterial porque los conocimientos y competencias, elemento fundamental de la nueva economía, se encuentran dentro del propio ser del trabajador, haciendo con ello imposible su apropiación por un tercero. De donde, esta característica del elemento fundamental del nuevo proceso de trabajo, hará imposible la continuación de la relación de dominación. Será la condición formal de la no existencia de las grandes desigualdades socio-económicas. Bastará que el ser humano y su sociedad decidan vivir ese nuevo mundo que se anuncia, para que sea realizable.

Y como comprenderán, la universidad tiene un rol clave en la instalación y desarrollo de esta nueva forma de trabajar. Es ella la que imparte, en primera línea, conocimientos y competencias. Por ello, es urgente transformar la universidad peruana en función de esta nueva forma de trabajar. Necesitamos de los conocimientos y competencias que genera la universidad para instalar y desarrollar esta nueva forma de trabajar que los países del Norte ya lo están utilizando. Ya han creado incluso su nueva bolsa de valores, el Nasdaq. Y los nuevos íconos, los líderes en las diferentes actividades, son jóvenes menores de 25 años.

No perdamos más el tiempo. No dejemos, una vez más, que los avances de la Humanidad pasen delante de nuestras propias narices.

Chiclayo, 1 de diciembre del 2012

[i] http://www.shanghairanking.com/ARWU2012.html
[ii] http://www.webometrics.info/es/world?page=9

(*) salinas_hugo@yahoo.com

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