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Miércoles 05 de diciembre 2012

¿Y Bolivia?

Por: Ricardo Israel
¿Y Bolivia?
Foto:Generaccion.com

No es parte de este contencioso, pero existe un tercer país profundamente interesado en el fallo que emita La Haya. Se trata de Bolivia que ya se hizo presente con su afirmación de “derechos expectaticios” al mar.

El interés boliviano sobre este tema no es novedad ni sorpresa  para peruanos o para chilenos. De hecho, su Constitución obliga a su Presidente a denunciar todo tratado que perjudique el interés nacional, y sin duda alguna, la salida soberana al mar ocupa el número uno entre sus preocupaciones.

Bolivia está observando con extremo interés lo que está teniendo lugar en La Haya. En general, las relaciones entre Chile y el país vecino han sido normales bajo el Presidente Morales, con los altos y bajos habituales en estas relaciones, y en el marco de los 13 puntos en que se han conducido las negociaciones.

El tema no es la salida al mar que Bolivia la tiene asegurada por tratados, sino la palabra clave es “soberanía”, donde Charaña representa uno de los momentos en que eso estuvo más cercano, pero la intervención peruana demostró que este es un tango entre tres, y que cualquier salida de esta naturaleza,  debe considerar a Perú, quien ha demostrado una y otra vez, su disposición a defender sus intereses y territorios que alguna vez le pertenecieron, y que son por lo demás, los únicos fuera de un enclave territorial, donde este escenario podría darse, de acuerdo a esos mismos tratados que Chile respeta.

Más aún, Bolivia no ignora, y así lo señaló hace algún tiempo su Presidente Evo Morales que si Perú logra todo el mar que pretende en La Haya, la frontera marítima llegaría muy cerca de Arica, prácticamente sin espacio para una eventual franja de playa soberana para ese país.   

Chile le asegura a Bolivia salida a sus puertos, lo que no ocurre con todos los países mediterráneos, aún con preferencia por sobre nacionales en ciertos casos. Ello se expresa en el uso intensivo que hace Bolivia para sus importaciones y exportaciones,  para beneficio del norte chileno.

Sin embargo, descartando cualquier escenario bélico que felizmente no existe, el tema no solo es de seguridad dado el narcotráfico y el contrabando, sino sobre todo estratégico y de carácter histórico.

De ahí el interés de Bolivia en lo que tiene lugar en La Haya: nada va a hacer desaparecer su pretensión a una salida soberana al mar, y por lo mismo,  la extrema importancia de que un fallo adverso haga temblar la base más profunda de   nuestra política exterior, cual es la estabilidad de sus fronteras, garantizada por tratados.

No veo ni aprecio ningún elemento jurídico que le permita a Bolivia acudir a La Haya (ya fracasó en la antigua Liga de Las Naciones) para repudiar el Tratado que rige nuestras relaciones, y de aplicación continua desde su firma con total cumplimiento por parte de Chile, sin embargo, el Derecho Internacional también evoluciona.

Por ello, sobre la base de lo existente,  Chile no debiera subestimar lo que está haciendo Bolivia. Aunque yo esté convencido que  la razón jurídica asiste a Chile (en relación a ambos vecinos), lo peor que podríamos hacer es no aprender de lo que estamos observando, incluyendo errores pasados por parte nuestra.

En primer lugar, la comprensión que por sobre cualquier consideración o solución jurídica, predomina una profunda insatisfacción con el resultado de la Guerra del Pacífico. A los chilenos, como a todo país vencedor de un conflicto bélico les cuesta entender lo anterior, donde el tema no despierta ni el interés ni la pasión que tiene lugar en una nación vencida.  Por lo tanto, la negación del problema no lo hace desaparecer.

En segundo lugar, es absolutamente imprescindible incorporar una visión más estratégica de nuestras relaciones, de la que en general carecemos.
En tercer lugar, Chile va a necesitar, independientemente del fallo del diferendo con Perú en La Haya, una ofensiva política y comunicacional para explicar a otros países y en organismos internacionales nuestra posición, y lo que significaría a nivel mundial el cuestionamiento de tratados de límites debidamente firmados. Ello incluye también a la opinión pública global, ya que hoy es un elemento de influencia gravitante, que en general tiende a tomar partido por el más débil.

En resumen, Bolivia es un país con gran interés en el resultado de La Haya. Yo me cuento entre quienes creen que no tiene título jurídico para cuestionar los tratados existentes ni para acudir a cortes internacionales, siendo su único y mejor camino, la negociación directa y amistosa con Chile.
Sin embargo, lo peor que podría hacer Chile, gane o pierda en La Haya, es no tomar con cuidado lo que Bolivia está haciendo, y desde ya, poner entre sus prioridades una perspectiva estratégica de la pretensión de Bolivia, quien ha observado como con profesionalismo, constancia y paciencia, Perú logró crear un caso, que desde escritos de diplomáticos e integrantes de sus Fuerzas Armadas, terminó en el centro de su proceso de decisiones política y totalmente internacionalizado.

En otras palabras, Chile debiera tomar nota de la profundidad de un sentimiento boliviano que no va a desaparecer, y desde ya actuar en forma pro activa y no reactiva.     

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