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Jueves 06 de diciembre 2012

La Haya y la diplomacia

Por: Gabriel Gaspar
La Haya y la diplomacia
Foto:Generaccion.com

El inicio de los alegatos en La Haya no ha aportado mayor novedad en la argumentación jurídica a la que recurren las partes litigantes. En el árido y especializado lenguaje del derecho internacional podemos confundirnos, y lo apropiado es dejar esa parte a los especialistas. Pero cabe preguntarse, ¿lo único que corresponde entonces es permanecer a la espera del fallo? Sentencia que por cierto, conforme a nuestra tradición, respetaremos, pero que para muchos nos plantea la interrogante de si la política exterior se reduce a la contratación de buenos abogados.

La diplomacia es una de las tareas ineludibles de un Estado, y en tiempos de globalización es una de sus principales responsabilidades. Pero la diplomacia debe estar orientada por los Objetivos Nacionales, y por la Gran Estrategia que se diseñe para alcanzarlos, asumiendo que en política exterior los objetivos son de largo plazo. Sin guía estratégica, la diplomacia deriva en rutina y reacciones a lo que nos proponen los Estados más activos.

Los chilenos nos hemos puesto como Objetivo alcanzar el desarrollo en esta fase de nuestra historia. Para allá vamos y debemos sortear muchos desafíos. Uno de ellos es la construcción de un entorno de estabilidad y cooperación en nuestra región. Y ahí tenemos un gran desafío, porque en nuestras relaciones con nuestros hermanos peruanos siguen abiertas las heridas y sensibilidades del siglo 19.

Por ello, La Haya puede ser, junto a su propio mérito, una oportunidad para que ambos países construyamos certezas y confianzas. En efecto, si con ocasión de esta coyuntura, y especialmente antes de conocer el fallo, ambos países proclamamos que no tenemos pendientes ni reclamaciones territoriales, crearíamos un entorno sólido y amistoso para la nueva etapa que se viene post La Haya.

Algunos piensan que esto lo logra el mercado, pero la verdad es que ya tenemos buen mercado en ambas direcciones, y a pesar de ello seguimos con las diferencias. Por tanto, lo que corresponde es retomar la diplomacia y la política.

Chile tiene buenos diplomáticos, profesionales, de carrera y de origen académico, hay que darles el espacio para que ellos conduzcan lo que el Mercado no puede por sí solo. En el manejo reciente de este tema se han echado de menos, por ello, para concluir, un reconocimiento, al profesionalismo de nuestro Servicio Exterior, simbolizado en la experimentada gestión en este caso, del embajador Juan Martabit. 

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