Salvando al sargento Villena [Ministro de Trabajo]

¿Qué cosa es un tema “aislado y superado”? El premier Juan Jiménez ha usado las dos expresiones para sacarle las papas del fuego al ministro José Villena. Debemos suponer que aislado significa aquí algo así como que el ministro de Trabajo no se la pasa agrediendo físicamente a mujeres en los aeropuertos, o que no hay otros ministros haciendo cosas parecidas, y que eso tiene cierto valor.

La palabra superado ya es más difícil de entender en este contexto. A primera vista Jiménez está diciendo que haber tenido que regresar a Arequipa a pedir disculpas, no se sabe bien con qué criterio, y seguir negando el hecho, es sanción suficiente para el ministro. Pero también parece estar diciendo que al no haber crecido el escándalo, el ministro debe pasar piola.

El escándalo no ha crecido porque en estos días el país está con los ojos puestos en La Haya; porque la trabajadora agredida y los testigos han tenido problemas para dejarse escuchar en los medios de prensa. La presión en el asunto empezó inmediatamente después del empujón, al grado de motivar un retiro de la denuncia hecha por la trabajadora.

A su impulso de pegalón aeroportuario Villena sumó al día siguiente una tremenda chambonada política que por sí sola debería sacarlo del cargo. Salir a declarar, convencido de que los ministros pueden decir lo que quieran, que no había ocurrido lo que sí había ocurrido, y luego ir a pedir disculpas por ello, es indefendible. Poco le faltó para decir que el propio Ollanta Humala le había indicado dar el empujón.

Volviendo a Jiménez, ¿quién ha superado qué? La agredida sigue esperando una sanción real al ministro, que solo hay una. Muchos congresistas quieren escuchar sus explicaciones. Cada vez más organizaciones, y no solo de mujeres, están pidiendo su cabeza. Frente a esto el operativo de salvataje desde la PCM es algo melancólico.

La imagen que empieza a formarse es la de un Jiménez intentando salvar a uno de los ministros reconocidos como parte del equipo de Luis Miguel Castilla, mientras el propio Castilla se da el lujo de criticar a Villena, oblicuamente. ¿Por qué aceptó Jiménez? Quizás por congraciarse con Palacio, desde donde en estos días le habrían acabado de quitar su oficina de Comunicaciones.

Podría argumentarse que defender a su ministro es un simple gesto de lealtad. Pero Jiménez tiene que saber que solo le está prolongando la agonía a Villena. Pues aun si sigue despachando un tiempo, lo hará multiplicando el lastre de ese incidente a cuestas. ¿Está dispuesta nuestra pareja presidencial a tomarse una foto con Villena? (Con información del diario La República).