
Todos parecen estar pendientes de las noticias relacionadas con la exploración de Marte, dado que es el único sitio del Sistema Solar donde, de acuerdo con las estimaciones de los científicos, podría haber vida.
Es como si estuviéramos esperando de manera inconsciente el siguiente anuncio: “Se han encontrado indicios de vida extraterrestre, no somos los únicos seres vivos en el Universo”.
En la actualidad, numerosos aparatos están realizando en Marte tareas de investigación científica: tres de ellos se mantienen en la órbita y dos están sobre la superficie marciana. Uno de éstos últimos, el ‘Curiosity’, está dotado del equipo técnico más innovador.
La misión espacial del ‘Curiosity’, que descendió sobre el planeta rojo en pasado agosto, está empezando a dar los primeros resultados científicos. En estos momentos todos los dispositivos del vehículo están funcionando y los resultados facilitados por el laboratorio de a bordo posiblemente representaron el acontecimiento científico más importante del año después del descubrimiento del bosón de Higgs.
Las filtraciones de datos sobre el supuesto e increíble hallazgo hicieron al público esperar el anuncio del descubrimiento de las sustancias orgánicas. Resultó que sí habían sido encontradas, pero no era lo esperado sino unas moléculas simples compuestas por cloro, carbono e hidrógeno que no son ninguna prueba de la existencia de vida en Marte. Al mismo tiempo, los investigadores no están muy seguros de que el vehículo no haya traído estas moléculas de la Tierra.
Es cuestión de secretismo…
La historia desde el principio tenía algo de extraño: John Grotzinger, encargado de la dirección científica del proyecto ‘Curiosity’, anunció inesperadamente en su entrevista a la cadena NPR que el vehículo había descubierto “unos datos impresionantes, diría que serán incluidos en los libros de Historia”. No reveló más detalles, poniendo como pretexto la necesidad de comprobar minuciosamente los datos obtenidos.
Para aquel momento el ‘Curiosity’ había recogido cinco puñados de suelo marciano y procedido a analizarlos en el laboratorio químico que tiene instalado a bordo. Los resultados del examen dejaron a Grotzinger tan emocionado que no pudo ocultar su entusiasmo.
Ello parece extraño, porque la práctica habitual de la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA) consiste en abstenerse de hacer comentarios o, al revés, en comunicar datos muy concretos. Nunca se ha anticipado información no verificada, de allí la alta autoridad de dicho organismo.
Después de la declaración de John Grotzinger, los blogueros de todo el mundo se dedicaron a formular sus suposiciones e hipótesis, a colgar en Internet vídeos sobre los supuestos hallazgos de datos clasificados, calcetines perdidos y demás manifestaciones del ingenio popular.
La comunidad profesional, por su parte, expresó la opinión de que el laboratorio pudo haber detectado huellas de las moléculas orgánicas. El director del Laboratorio de Propulsión de la NASA, Charles Elachi, al intervenir en Roma, tampoco descartó que pudiera tratarse del descubrimiento de la materia orgánica.
Todos estaban pendientes del Congreso de la Unión Geofísica de Estados Unidos fijado para principios de diciembre.
Antes del evento la agencia de comunicación de la NASA le dio a la prensa una ducha helada, anunciando que “los dispositivos no habían detectado indicios concretos de la existencia en Marte de materia orgánica”.
¿Qué es lo que ha encontrado el Curiosity?
El vehículo Curiosity ha encontrado materia orgánica, pero el hallazgo de momento no permite hacer conclusiones optimistas ni asegurar que ha habido o habrá vida en Marte. Las moléculas encontradas están compuestas por carbono e hidrógeno y no son prueba evidente de la existencia de organismos vivos. En las nubes de polvo interestelares en más de una ocasión se han descubierto moléculas orgánicas complejas, por ejemplo, de etanol o de ácido fórmico. Sin embargo, son compuestos abiógenos, es decir, formados sin vida como condición previa.
Paul Mahaffy, Jefe del equipo de diseñadores del aparato SAM, el analizador de muestras, señaló en una rueda de prensa que el dispositivo había descubierto los siguientes compuestos: CH3Cl, CH2Cl2, CHCl3 y algunos otros. Formalmente son sustancias orgánicas, pero apenas tienen relación alguna con los procesos biológicos.
Además, los científicos dudan de la procedencia marciana de dichos compuestos: de momento no se puede descartar que el Curiosity los haya traído de la Tierra.
“Aunque el cloro de dichos compuestos proviene de Marte, de momento no se puede decir con seguridad si el carbono y el hidrógeno tienen procedencia marciana o terrestre”, señaló Mahaffy. En cualquier caso, avisan los científicos, en las muestras del suelo no se han descubierto importantes cuantías de materia orgánicas.
La nueva tarea para el ‘Curiosity ‘es sacar muestras en otras partes del planeta, buscando posibles huellas de materia orgánica, dato que confirmaría su procedencia local.
¿Dónde buscar el rastro de la vida?
Los compuestos orgánicos simples pueden ser productos de procesos naturales, pero no biológicos. Incluso moléculas de composición compleja, por ejemplo, los aminoácidos, material en base al cual se forman las proteínas, pueden aparecer sin participación alguna de los organismos vivos.
Los investigadores esperan descubrir en Marte precisamente restos de materia orgánica formada como resultado de los procesos biológicos.
“La variedad de los aminoácidos producidos por un reactor químico, por ejemplo, es algunas veces más amplia que el número de aminoácidos del cuerpo humano. De modo que, si detectáramos varios picos de estos compuestos complejos, sin que se encontraran otros tipos de moléculas, podría ser un argumento convincente a favor de su procedencia biológica y no puramente química”, explicó Igor Mitrofánov, colaborador del Instituto de Estudios Espaciales de la Academia de Ciencias de Rusia y participante en el proyecto ‘Curiosity’.
Para ello los científicos habrán de tener mucha suerte, porque en Marte no existe el campo magnético y la superficie del planeta se somete a una fuerte radiación espacial y ultravioleta que tiene efectos altamente destructivos en los compuestos orgánicos.
El principal objetivo planteado ante el vehículo no consiste en buscar organismos vivos, sino en localizar zonas potencialmente idóneas para la vida en el pasado o aquellas que podrían estar habitadas hoy.
Los ‘Viking-1’ y ‘Viking-2’, las primeras sondas que realizaron el descenso sobre el Planeta Rojo estaban dotados de equipo de detección de bacterias, pero los resultados obtenidos fueron tan difíciles de clasificar que hasta el día de hoy algunos científicos creen que en Marte se ha encontrado vida, mientras que la mayor parte de la comunidad profesional comparte la opinión de que el experimento no dio resultados aparentes.
En cualquier caso, a los investigadores les supondrá trabajo descubrir si las bacterias son de procedencia marciana o fueron “importadas” desde Tierra. De modo que la pregunta de si hay vida en Marte seguirá sin tener respuesta.
Y tampoco importa que no haya habido un descubrimiento grandioso. Los científicos no se sienten decepcionados, porque por la primera vez en la Historia se pudo llevar a cabo un análisis tan detallado de las pruebas obtenidas en Marte. Todavía queda por recorrer un largo camino y con toda seguridad se harán numerosos y valiosos descubrimientos. Puede que no sean noticia, pero sí ayudarán a entender por qué Marte, en el pasado casi hermano gemelo de la Tierra, acabó convertido en un desierto.