Chavismo y escenario sudamericano convulso

César Gutiérrez, autor de estas líneas

Hugo Chávez ha partido a La Habana para una nueva intervención quirúrgica, la campaña electoral de la reelección le ha pasado factura en el cáncer que lo aqueja. Su esfuerzo, a sabiendas que la salud se le deterioraría, resultaba indispensable en su proyecto personal. Era inimaginable un retiro y que su partido, que no es otra cosa que su liderazgo personal, perdiese la elección. Obviamente hubiera significado para él y los suyos un ajuste de cuentas, donde las pasiones que generó se revertirían en su contra. Hoy ya no puede esperar más y deja en el cargo a su persona de mayor confianza, el canciller, Nicolás Maduro, hombre que ha mostrado pericia política a pesar de sus limitaciones formativas.

Pero lo aprendido por Maduro en el ejercicio del poder no será suficiente para mantener incólume al “chavismo”. Habrá luchas internas que no podrá controlar y si la derecha que representa el líder opositor Capriles sigue manejándose con la inteligencia observada luego de perder las presidenciales esperará pacientemente que la noche de cuchillos largos que se dará en el gobierno haga que el debilitamiento sea grande, para actuar en el momento preciso y tomar el poder por la vía formal. Esto va a ocurrir rápidamente si el comandante, alarga su estadía en Cuba, lo que es altamente probable.

La coyuntura va a tener su efecto en la actuación política del eje bolivariano, donde los más perjudicados serán Cuba y Bolivia por su dependencia del apoyo económico venezolano. Daniel Ortega en Nicaragua tiene discurso beligerante, pero gestiona con apoyo de los grupos de poder económico. Rafael Correa con el petróleo ecuatoriano y Cristina Kirchner con todos los recursos que hay en la Argentina tienen vida propia.

Lo más trascendente para los peruanos se dará por lo que ocurra con Evo Morales, donde habrá incentivos para que sus antagonistas quieran traérselo abajo y en su defensa el mandatario que ya tiene oficio en estas lides va a recurrir  al único elemento que une  a un país, el sentimiento patriótico ante el enemigo externo. Eso se llama colisionar con Chile, incursión nada aconsejable justo cuando el próximo año habrá decisión en La Haya sobre el diferendo entre peruanos y chilenos. Escenario complicado el que se viene.