La mala educación

No es éste un comentario bastante demorado de una película de Pedro Almodóvar. Lo que pasa es que, aunque ya parezca un lugar común, los acontecimientos cotidianos nos muestran cómo algunos de ellos pueden ir en contra de lo que se le exige a la escuela: promover modelos de buen comportamiento.

La dimensión de la política como “pedagogía cívica” ha sido puesta una vez más en evidencia con los sucesos protagonizados por el ahora ya ex – Ministro de Trabajo. Está muy bien que el Presidente de la República haya cortado por lo sano disponiendo su reemplazo (con alguna demora que lo desgasta), pero lo ocurrido debe registrarse como “lecciones en contra” de lo que como sociedad necesitamos.

Lo ocurrido en Arequipa tiene componentes sucesivamente perjudiciales. (a) Un funcionario del más alto nivel (Ministro de Estado) llega tarde, en este caso al aeropuerto; (b) impedido de ingresar a destiempo– como correspondía- ofende y agrede a quienes cumplen con su deber; (c) en un forcejeo físico indigno, golpea a una dama que es, en ese momento, la autoridad; (d) enterada la opinión pública de la camorra, el alto funcionario niega lo ocurrido –mintiendo- como si todo se tratara de un infundio en su contra; (e) zigzaguea en su triste defensa y viaja a Arequipa para pedir disculpas a quienes, hasta allí, no había agraviado y se declara “perdonado”; (f) en desconcertante actitud, tanto la esposa del Presidente como el primer Ministro pretenden que el incidente se dé por superado, como si nada hubiese ocurrido.

Así se desacredita más no sólo la política como instrumento de convivencia organizada, sino que queda el pésimo ejemplo de que si los poderosos hacen lo que hacen, por qué no puedo hacerlo yo. Como comentario adicional debiera tenerse en cuenta que, según parece, se trata de una persona sin compromisos partidarios, es decir un “independiente”, adjetivo que a varias personas les gusta mucho porque ser independiente es casi una garantía frente a los “militantes”, siempre al borde de ser descalificados de origen y pasibles de ser, casi genéticamente, abusivos o corruptos.

La otra mala lección pública viene de la circunstancia que vive el niño Adrianito. La absurda decisión paterna de utilizar la ayuda económica recibida para atender la salud del niño en la compra de un vehículo como una “inversión”, hiere hondamente la sensibilidad social. Quienes han tenido un hijo en peligro de muerte lo saben mejor que nadie. Llega a ser imposible de admitir y mueve a la búsqueda de una sanción.

Sin embargo, contraviniendo este impulso tan natural como peligroso, se ha buscado rápidamente la forma de proteger al niñito lo mejor que se pueda e impedir que el espíritu de solidaridad se vea más dañado. Bien por la autoridad municipal de Surco que ha tomado en sus manos, con un riesgo que la enaltece, la responsabilidad de tutelar el apoyo que debe seguir recibiendo este pequeñito.

De paso hemos aprendido que los “niños mariposa” son el resultado de la Epidermólisis Bullosa (EB), extraño mal congénito que afecta la piel y las membranas mucosas de los niños, produciéndoles una dolorosa fragilidad y condenándolos a una vida bastante corta de muchas limitaciones. Sabemos que hay varios pequeños con este mal, especialmente en el Hospital del Niño, y que también necesitan una ayuda. De modo afortunado y contradiciendo el grave error de los padres de Adrianito, nuestra sociedad ya los está ayudando y sin duda lo seguirá haciendo. Con el favor de Dios.