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Miércoles 12 de diciembre 2012

Perú y Chile: etapa final

Por: Javier Valle – Riestra
Perú y Chile: etapa final
Foto: lostiempos.com

Comenzó la fase oral en la controversia marítima respecto al problema jurisdiccional que tenemos con Chile. El grupo liderado por nuestro Canciller inició su exposición ante la Corte Internacional de Justicia – CIJ, sustentando porque nuestros argumentos son contundentes para amparar la demanda formulada. Lo propio hizo Chile. Una vez culminada esta etapa, la causa estará expedita para su deliberación, cuyo resultado, al parecer, veremos apenas a mediados del próximo año.

Pero, ¿cuándo y cómo surge dicho problema marítimo? El origen de la controversia no es del siglo XXI ni del XX. Es del siglo XIX. Empieza con el expansionismo imperial chileno. Bolivia al ser segregada de nuestra patria, tenía como límite sureño el paralelo 27, de acuerdo con la frontera de la Audiencia de Charcas. Las primeras Constituciones chilenas reconocieron textualmente que los hitos de su país se extendían hasta el territorio de Atacama. Chile, con una vocación hegemonista precoz, decidió apoderarse de ese desierto y después de muchas peripecias bélicas, sus tropas desembarcaron en Antofagasta y se apoderaron del territorio al sur del paralelo 23 y al norte del 24. Nos vimos arrastrados a la guerra porque habíamos otorgado en febrero de 1873 un Tratado “secreto” de Alianza con Bolivia.

El saldo de todo este drama es que fuimos despojados de Tarapacá en 1883, en virtud del claudicante Tratado de Ancón y que aceptamos timoratamente un plebiscito sobre el destino de Tacna y Arica que debía celebrarse en 1893. ¿Qué plebiscito cabía sobre el destino de esas provincias, secular e históricamente peruanas? La mente militarista chilena, por más fanática que fuera, entendía que en dos lustros, no podía cambiar la psicología ni las emociones de esos pueblos secularmente peruanos.

El imperialismo chileno siempre temió nuestra grandeza; por eso, a raíz de la Confederación Peruano – Boliviana (1836), Diego Portales lanzó una primera expedición -antes de ser asesinado-, jefaturada por el almirante Blanco Encalada para cumplir ese objetivo que según palabras de Portales era “desaparecer a la Confederación, para siempre jamás del escenario de América”. Si subsistiera, decía el político aludido, “la Confederación ahogaría a Chile, antes de muy poco”. Esta primera expedición fue derrotada en Paucarpata, pero, una segunda expedición “restauradora” nos derrotó en Yungay en 1838. Pero, ahí no quedó la cosa. En abril de 1879 nos declararon la guerra forzándonos a un entendimiento con Bolivia. Fuimos derrotados y perdimos Tarapacá (1883) y en virtud del Tratado Rada y Gamio – Figueroa Larraín, Arica en 1929. Entonces no existía el problema del mar. La jurisdicción marítima se ha extendido de las tres millas a las doscientas. He allí el problema, porque no tenemos solucionado el problema en esa área. La declaración de zona marítima de 1952 y la zona especial fronteriza de 1954, no lo resuelven; por eso es que la Corte de La Haya definirá y de ahí surgirá el área de mar que nos corresponde, incluyendo un triángulo de 37,900 kilómetros.  

Nota publicada en larazon.pe

TAGS: Perú, Chile, La Haya
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