Fujimori y su Cordera de Dios

La congresista soltera María del Pilar Cordero (de Dios) no sabe donde poner la cara. Está con roche. En realidad, Dios debería ser el más avergonzado por el escándalo cometido por unas de sus supuestas seguidoras.

Ella ha sido elegida para representar a la Nación, para hacer leyes, fiscalizar y no para asistir espiritualmente a un condenado por crímenes de lesa humanidad, en ocasiones, hasta altas horas de la noche.

Lo peor es que lo visita con nuestro dinero, con el dinero de todos, porque aquel chofer también fue contratado con nuestro dinero. El congresista recibe un sueldo gracias a que pagamos nuestros impuestos, para que trabaje en beneficio de todos. Qué viva Cordero. ¿Qué hemos hecho, Dios mío, para merecer semejantes congresistas?

“¿Es pecado asistir al hermano necesitado?”, preguntó la legisladora, que se ha hecho famosa tanto que los publicistas están pensando ya en proponerle para que haga la nueva versión de la publicidad de la chica bombón de la pastillita de los lunes.

Hay que esperar que Keiko Fujimori responda a su pregunta. Calladita está Keiko. Dicen que la rabia se le ha subido a la cabeza y no quiere hablar aún para no ofender a una mujer. Sería agradecible si permaneciera así, callada, constantemente.

Lo bueno de este escándalo es la demostración de que Fujimori ni siquiera está deprimido, que la pasa muy bien en una amplia cárcel que más parece un lugar de retiro para un jefe de una banda todopoderosa.

Fujimori es un convencido de que las visitas de las mujeres le hacen bien. Nadie sabe si la legisladora Cecilia Chacón sigue acudiendo a la cárcel por la tardecita cuando todos están ya en otras cosas. En fin.

María del Pilar Cordero será una más de la lista de mujeres que tratan de ayudar a Fujimori. No está mal que lo hagan. En realidad está bien; pero que lo hagan con su plata, respetando las normas y en horarios menos extraños (Con información del diario La Primera).