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Miércoles 12 de diciembre 2012

¿Chávez o la revolución?

Por: Rubens Yanes.
¿Chávez o la revolución?
Foto: Referencial

Si Chávez de verás está mal y quisiese garantizar la continuidad de su revolución a través de Maduro, quizás lo mejor sería no tomar posesión el 10 de enero 2013 y acompañar al delfín en la inminente campaña electoral, mientras aún le quedan fuerzas.

Chávez conminó a sus acólitos a darle su voto al Vicepresidente en caso de que él no pudiese continuar en la presidencia. En los próximos 4 años, existe la posibilidad de que una ausencia absoluta del Presidente, obligue a llamar a elecciones. Pero ¿por qué esperar tanto?, ¿por qué no adelantar los acontecimientos cuando aún se tienen fuerzas físicas  una alta popularidad?

Todo dependerá de cuán grave esté el Comandante Presidente y de si está dispuesto a renunciar al protagonismo tenido hasta ahora.

Si Chávez considera que su enfermedad le permitirá vivir los próximos 4 años, podría estar tranquilo.  Iría y vendría de Cuba cada 89 días, para pedir un nuevo permiso y mantenerse como presidente, mientras Maduro manda. Al quinto año, si él se nos va, el Vicepresidente debe terminar el mandato. Se garantizarían los 6 años de revolución.

Pero si Chávez está muy mal y tiene dudas sobre la posibilidad de poder durar 4 años, quizás podría optar por no presentarse el 10 de enero a su toma de posesión. Aún con fuerzas, podría verdaderamente ungir a su delfín. Acompañarlo en la campaña. Alzarle la mano en la victoria. Maduro ha demostrado fidelidad y obediencia, así que seguramente seguiría sus consejos.

Por esa fidelidad quizás haya seleccionado a Maduro. Además de que evidentemente el otrora canciller es el hombre de confianza de los Castro, de los chinos y de los amigotes del ALBA.

En la famosa cadena donde anunció la necesidad de una nueva operación -muy similar a la última cena en su montaje-  el Presidente estuvo rodeado de sus colaboradores más cercanos. Más allá de los rostros y los nombres, estaban representados en esa mesa el poder político, militar, económico y burocrático de esta revolución. Poderes que si no se equilibran podrían acabar por destruirse a sí mismos.

Maduro se veía como el más débil de todos, pero es el ungido por Chávez y sus socios mundiales. Chávez vino a dejarlo claro.

Volvió a La Habana y desde allá -bajo el ala protectora de Fidel y Raúl- tratará de vencer su mal y decidirá qué hacer... pero dejar la continuidad al azar electoral en un tiempo indeterminado, no parece muy confiable.

Las elecciones del 16-D servirán de termómetro, pero si la oposición se alza con alguna gobernación inesperada y Maduro no suma puntos de popularidad tras la unción, podrían ponerse en peligro el plan B del chavismo.

En tal situación no debería sorprendernos que Chávez "huya hacia delante", algo que ha hecho innumerables veces en el pasado. Mejor no tomar posesión para seguir mandando.

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