Indicios peligrosos de una militarización en el país.
Al amparo de las facultades para legislar sobre seguridad y defensa, el gobierno del presidente Ollanta Humala está revelando un lamentable espíritu cachaquil que se debe contrarrestar para que no se ahonde el riesgo de que el país se administre como un gran cuartel.
La proliferación de normas, por aquí y por allá, revela que el gobierno de Ollanta Humala se ha tomado en serio el sentimiento de superioridad que lo llevó, hace un año, a hablar de los soldados como ‘guardianes socráticos de la república’, como seres superiores más allá del bien y del mal.
Y ya avanza en su sueño. Por ejemplo, con la reposición del servicio militar obligatorio pero con condiciones que lo hacen solo para pobres. ¿Esto es inclusión, comandante?
También, el decreto comentado ayer en esta columna para que toda información sobre seguridad y defensa sea secreta, y que el periodista que informe sobre eso vaya preso por quince años. Esto es una patente de corso para la corrupción. ¿O Humala cree que todos nuestros ‘guardianes socráticos’ son honestos?
Pero lo más ridículo es el decreto legislativo que ahora establece como infracción grave en la policía –conducente al retiro– “tener relaciones sexuales con personas del mismo género, que causen escándalo o menoscaben la imagen institucional”.
Esto es una idiotez anacrónica, inconstitucional y discriminatoria. ¿También es inclusión, comandante?
Si el policía le pega a su mujer, diez días de rigor. Si es gay, lo botan. ¿A partir de qué volumen los gemidos son ‘escandalosos’? ¿Entre heterosexuales sí cabe el escándalo?
En vez de ocuparse de la calidad del trabajo de la policía –que es obvio que está cada vez peor, por la inseguridad galopante– el gabinete está más interesado en saber con quién comparten las sábanas sus integrantes.
Si los ministros que han aprobado esta barbaridad fueran consecuentes, debieran presentar, hoy mismo, una declaración jurada para estar seguros de que en el gabinete no hay lesbianas ni gays, no vaya a ser que el escándalo llegue al seno del régimen. ¿O para ellos no hay ‘re-tiro’?
El presidente Humala dice que piensa, felizmente, distinto de su padre pero, en este contexto, es inevitable citar lo dicho por Isaac Humala en octubre de 2011: “Existe un ciclo de poder de veinte años y en el Perú se alterna entre militares y civiles. El de los civiles que empezó en los 80 se ha cumplido. Con el comandante Ollanta Humala estamos entrando al gobierno de los militares”.
Pues parece que allá vamos, así que mejor la sociedad le mete una cuadrada a Humala para recordarle que el país lo eligió como presidente, no como cachaco supremo de la nación que a veces parece aspirar a ser (Con información del diario La República).