Calidad de vida en Venezuela

Al hablar de calidad de vida no existe consenso sobre qué significa, cómo debe medirse, y la naturaleza de las políticas públicas para incentivar un entorno que permita el desenvolvimiento de los ciudadanos.  En este sentido se han planteado diferentes visiones y definiciones, entre las que se cuentan: 1) visión cuantitativa, medible, objetiva, sustentada en la disponibilidad de una gama de bienes y servicios que permiten a los individuos la satisfacción de sus necesidades tanto materiales como inmateriales; y 2) con visión cualitativa, no mensurable y subjetiva, sustentada a lo interno de las personas desde donde se definen perspectivas de contento o descontento ante circunstancias de la vida y la obtención de bienes y servicios. También se describe dentro de un carácter multidimensional considerando lo que las personas tienen y lo que efectivamente hacen con ello (Sen, Díaz,  Szalai, entre otros). Y finalmente, se percibe como aquello que garantiza amplitud de las condiciones en que viven los miembros de una sociedad.

En este sentido, la calidad de vida de los venezolanos se puede definir como las circunstancias que permiten tener buenas condiciones de vida "objetivas" y un alto grado de bienestar "subjetivo", es decir, se considera la satisfacción individual de necesidades en función de las expectativas y aspiraciones de las personas. A partir de ello, el logro de la mejora en la calidad de vida de los habitantes de este país pasa por integrar el rol relevante del Gobierno en la elaboración y aplicación de políticas públicas que garanticen salud, alimentación, educación, ingreso, empleo, seguridad, comunidad, medio ambiente y gobernabilidad; con la capacidad de las personas para cubrir expectativas, aspiraciones y necesidades interactuando y conviviendo en sociedad, logrando confort, satisfacción individual con su vida y equilibrio entre el trabajo y la vida privada.

No es suficiente que el sector público se responsabilice de la mejora en la calidad de vida de los venezolanos, pues queda espacio para el manejo ineficiente de los recursos a partir de la búsqueda de objetivos de políticas públicas que va desde el abandono de prácticas alimenticias insalubres e irracionales "asesinas permanentes de los recursos naturales", hasta el abandono de todo puesto de trabajo innecesario, o la instalación de lugares públicos donde se cultive y difunda el arte y la ciencia universal como medio para salvar el planeta. Metas generales que terminan afectando en menor medida las circunstancias en donde nos desenvolvemos, pero que influyen de forma profunda en las perspectivas y aspiraciones que tenemos, creando un clima de confort en donde no es responsabilidad nuestra la calidad vida que mantenemos.