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Lunes 17 de diciembre 2012

Refinerías modernizadas solo si hay beneficios

Por: César Gutiérrez
Refinerías modernizadas solo si hay beneficios
Foto: Difusión

Las refinerías de petróleo existentes en Perú, se juegan su destino el año 2013, no habrá más plazos, las decisiones deberán ser tomadas inevitablemente. Por el lado de la privada Refinería La Pampilla, de propiedad mayoritaria de la española Repsol, pero en cuyo accionariado también hay fondos de pensiones nacionales; lo trascendente será conocer a la empresa audaz que se atreva a adquirirla, pues es un secreto a voces que está a la venta. Por su parte el gobierno humalista tiene que tomar una decisión sobre las inversiones en el cacareado irresponsablemente Proyecto de Modernización de Refinería Talara, de propiedad de Petroperú.

En ambos casos el tema de fondo es la inversión que se requiere hacer, tanto para disminuir el contenido de azufre en el diesel a 50 partes por millón, así como para ganar eficiencia. La primera tarea de por sí no tiene viabilidad económica, salvo que una decisión política lleve a hacer un cargo adicional en el precio al usuario final. La segunda, es aconsejable con dos condiciones: que la empresa sea sujeta de crédito sin comprometer a la matriz, en el caso de La Pampilla o al estado en caso de Talara y que lo invertido tenga una tasa de retorno generando un beneficio a la sociedad, consistente en garantizar precios competitivos a nivel internacional de combustibles. Hoy con las cifras que exhibe Petroperú, ninguna de los dos requisitos se cumple, por lo cual la negativa a ejecutarse debe ser rotunda.

Se aduce para sustentar la inversión razones de carácter estratégico, para garantizar seguridad de suministro energético; argumento falaz y demagógico. Hoy el 75% del crudo que se usa para producir carburantes, es importado, el diesel de 50 ppm se puede importar y los precios al consumidor son similares a los importados. Si esa condición no va a cambiar, lo óptimo para el estado es cerrarlas y generar más competencia en la importación, contando con almacenamientos apropiados en cantidad y calidad, que pueden hacerlo los privados. Tengan la certeza que no habrá peligro de desabastecimiento, más vulnerables somos ahora donde la petrolera estatal depende del crudo ecuatoriano.

Las alternativas para que el proyecto símbolo de Petroperú sea realidad son dos: bajar el costo drásticamente haciendo solo lo estrictamente necesario o concursar un proceso de “outsourcing” para disminuir la cantidad de azufre del diesel, donde la inversión sería privada con la ingeniería existente y se pagaría una tasa en dólares por barril producido, que garantice: el retorno de la inversión, operación, mantenimiento y utilidad de la empresa que brinde el servicio. Esto no requerirá inversión o deuda traumática para el estado. Señores del gobierno sean firmes y tomen decisiones inteligentes.

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