EU: 311 millones de habitantes, 300 millones de armas [Connecticut]

Si las estadísticas y la historia reciente sirven de guía, nadie puede apostar por cambios reales a corto plazo. Tampoco es claro qué quiso decir el mandatario o cuáles son sus planes para disminuir esa violencia.

Después de todo, en sus primeros cuatro años de gobierno, a pesar de que se dieron cuatro asesinatos masivos, el presidente no habló ni movió un dedo a favor de mayor control. De hecho se mantuvo totalmente ajeno al asunto, que tanto divide a este país pero que ni siquiera fue tema de campaña en las elecciones recientes.

En el pasado, encuestas de opinión realizadas después de cada masacre revelaron que la población las ve como incidentes aislados, crímenes masivos cometidos por personas con problemas mentales y emocionales, por lo que muy pronto la gente se olvida y sigue con su vida normal.

Y eso es exactamente lo que ha ocurrido desde 1966, cuando por primera vez se dio una masacre en una institución educativa en la Universidad de Texas, en Austin, donde un joven armado con un arsenal de rifles disparó desde la torre del reloj universitario dando muerte a 16 personas e hiriendo a 30 más.

Tras ese trágico incidente se abrió un debate, luego de que el entonces presidente Lyndon Johnson afirmara que las armas de fuego se consiguen aquí tan fácil como una canasta de fruta, refiriéndose al rifle comprado por correo que se utilizó para asesinar a su antecesor John F. Kennedy en 1963. Pero el asunto nunca se terminó de debatir y de hecho se sigue debatiendo sin que nada haya cambiado en el último medio siglo.

Aquellos que se oponen a nuevos reglamentos argumentan que desde 1791 la Constitución les brinda a todos los ciudadanos el derecho a poseer y portar armas. Quienes exigen mayor control sostienen que sería la mejor manera de reducir el número de muertes por armas de fuego, que se estima es de 30 mil por año, entre homicidios y suicidios.

Por su parte, la poderosa e influyente Asociación Nacional del Rifle (NRA), que se opone a control o cambio alguno, niega categóricamente que exista relación entre la disponibilidad de armas y la tasa de muerte. Su lema “Las pistolas no matan, los que matan son los hombres” lo dice todo.

Sorpresivamente, casi inconcebible, el único cambio reciente en cuanto al reglamento de armas se dio en 2004, pero no para bien, cuando el Congreso dejó desaparecer y que se extinguiera una prohibición adoptada diez años atrás para las llamadas armas de asalto, como el rifle semi-automático usado por el asesino en Newtown el viernes pasado. Esa legislación estaba de todas maneras llena de fallas y tenía muchos defectos, y tampoco sirvió para frenar la masacre ocurrida en la escuela secundaria Columbine de Ohio en 1999, donde dos estudiantes mataron a 13 de sus compañeros.

Por estos días se habla mucho de establecer más control, pero hasta hoy no hay hechos concretos. Pero por sí las dudas, los amantes de las armas han corrido a hacer lo que han hecho en el pasado después de cada masacre: ir a comprar más armas y abastecerse de munición por si se llegaran a dar restricciones.

Aunado eso a la tradicional gran venta de Navidad, cuando decenas de miles aquí regalan una pistola, estimándose que tan sólo en diciembre los vendedores de armamento checarán en total los antecedentes de un millón y medio de compradores y se espera, de acuerdo con el FBI, que sólo el uno por ciento sea rechazado. De modo que guste o no, y a pesar de las muertes, la venta de armas está en pleno auge (Con información del diario La Crónica de Hoy).