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Miércoles 19 de diciembre 2012

Chávez y la batalla por la vida

Por: Alexander Cambero.
Chávez y la batalla por la vida
Foto: Referencial

El presidente Hugo Chávez enfrenta la peor de las batallas: un persistente cáncer lo ha obligado a recurrir a la alternativa que brinda la cirugía hasta en cuatro oportunidades. Todo un traumático proceso de cuidados y posoperatorios, que socavan no solo la parte física del paciente sino los equilibrios emocionales. Una odisea de situaciones en donde el hombre y sus circunstancias, muchas veces, tienen únicamente consuelo en la soledad como compañera cuando el infortunio se asoma. Aliado que abre sus oídos para entender el   diálogo de alguien que sabe que muchas de las solidaridades son fingidas o producto del interés de aquellos que buscan lograr la heredad de su cosecha. Una enconada refriega diaria para permanecer vivo y en condiciones estables ante el desiderátum que presentó el destino en un momento en que el enfermo daba un giro definitivo hacia la postrera etapa de radicalización de su proceso revolucionario. Una última contienda electoral en donde tuvo que emplearse a fondo ante el ímpetu arrollador de Henrique Capriles Radonski, quien prácticamente lo obligó a salir del agujero. Ese ciclópeo esfuerzo de campaña terminó de minar sus exiguas fuerzas, lo vimos bailando y cantando en tarimas llenas de miradas suplicantes, con tres médicos cubanos y dos ambulancias equipadas con la más avanzada tecnología en caso de algún percance. Después de las actividades, forzadas desapariciones para calmar los dolores que recorrían aquel agotado hombre frente a su destino. La vida no es un ejercicio para la revancha fútil. Quien escribe tiene más de doce años enfrentando en la calle y con su pluma, a este régimen corrompido. Hemos sostenido que Hugo Chávez es la peor de las pesadillas que ha padecido Venezuela en décadas. Sus acciones cargadas de odio y venganza han marcado el derrotero de su pésima gestión. Cuando revisamos estadísticas de organismos internacionales en las distancias aéreas del desarrollo nacional, nos percatamos que estamos entre los países de mayor decadencia económica en la región. Con niveles de desempleo e inflación que son los más altos del hemisferio occidental. Ni hablar de la inseguridad y la crisis de los servicios públicos, ejemplos de una incapacidad espeluznante que se alimenta en una corrupción que hizo multimillonarios a muchos que se hacen llamar revolucionarios.

Como cristiano respetamos al hombre que lucha por su vida. El haberse encontrado con la realidad de su enfermedad, nos indica que nadie escapa de las dificultades de ser un simple mortal. Que aquellos embebidos de prepotencia terminarán estrellándose contra verdades que subyacen en la naturaleza humana. Todos los pedestales son sostenidos por equilibrios que caerán como piedras movidas por un huracán. Así pasaron grandes guerreros, bribones, patriarcas y filósofos llenos de la profundidad del conocimiento del momento. Brillantes oradores que plasmaban los sueños en hermosas disertaciones que fueron rezagándose, mientras los molinos del tiempo iban triturando verdades que perdieron el jugo de su vitalidad motora. Solo Dios permanece como un atento centinela que cuida el rebaño que tendrá pasaporte en los cielos extendidos de bondad infinita.

Hugo Chávez enfrenta sus misterios en la soledad del hombre. No somos quiénes para alegrarnos de su desgracia, no respondemos al mal con su misma carga perniciosa. Este país fue destrozado por este régimen que pensó que podía construir un mundo distinto sobre el cadáver de la República. Ojalá se cure para que pueda ir al tribunal de La Haya a responder por tantos hechos en donde su acción fue en desmedro de inocentes venezolanos. Allá está el banquillo de fina madera libanesa del siglo VIII esperando por su nuevo ocupante.

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