Las Academias y Venezuela

Las Academias son el foro más selecto y granado de la intelectualidad de un país. Dice el DRAE en su primera acepción: 1. f. Sociedad científica, literaria o artística establecida con autoridad pública.

El origen de las academias científicas lo encontramos en Italia con la conformación, a comienzos del siglo XVII (1603) del grupo de científicos que se denominaron "Dei Lincei" , Los Linces, quienes inicialmente se reunieron en la casa de Federico Cesi, donde se acompañaron Anastacio De Filis, Francesco Stelluti y Johanes van Heek. En 1610 se incorpora al grupo Giovanbattista della Porta y poco tiempo después uno de los hombres emblemáticos del Renacimiento, Galileo Galilei.

Los Linces y su sucesora, la Academia Pontificia de las Ciencias, en ese largo discurrir de más de cuatro siglos, sufrió los embates de la Iglesia y también los de la dictadura de Benito Mussolini. La primera, que los tildó de herejes, cambió su parecer y se constituyó en su protectora, y el Segundo, los acogotó y tuvo un final consecuente con sus actuaciones.

En Venezuela, la mayoría de las Academias fueron creadas a partir del siglo XIX. De acuerdo con sus documentos de constitución, son órganos asesores del Gobierno Nacional, por lo tanto, deberían tener todas las consideraciones, respaldo y financiamiento de las autoridades nacionales. Por el contrario, son parte de los sectores agredidos por este régimen que intenta destruir todo cuanto vale la pena de nuestra sociedad.

Mas, cuando las circunstancias son apremiantes, los elementos de valía de una nación sacan las fuerzas máá íntimas e importantes para realizar acciones de defensa que muestran su importancia.

Con ocasión del bicentenario de la independencia nacional, las Academias Nacionales produjeron un documento que no hemos vacilado en adjetivar como la expresión más importante de la celebración de tan magno evento. Dicho documento, elaborado con el concurso de muchas inteligencias que quieren a Venezuela, diagnosticó los problemas que esas doctas casas consideraron como los fundamentales de la sociedad venezolana y después del diagnóstico trazaron caminos para sus soluciones.

Esta semana, las Academias entregaron a toda Venezuela el libro "Reflexiones y Propuestas para la Educación Universitaria". Trescientas sesenta y tres páginas que recogen las densas reflexiones de las corporaciones alrededor de los problemas que aquejan a nuestras universidades. Tampoco vacilamos en invitarlos a leer sus observaciones y diagnóstico.

Paralelamente, en esta misma semana, la Academia Nacional de la Medicina que está estrenando en su presidencia a un médico, doctor en Medicina de excepción y de la más densa labor científica y docente. Un venezolano integral a quien admiramos tanto por su capacidad científica como por sus dotes humanitarias y ciudadanas, el doctor Rafael Muci-Mendoza.

La más alta organización que agrupa el pensamiento sobre la salud de los venezolanos, nos ha entregado el volumen XIII de la Colección Razetti. En esta estupenda obra, la Academia recoge desde 2006, trabajos científicos y reseña las actividades que despliega la docta corporación.

El doctor y académico Leopoldo Briceño-Iragorri se ha constituido en el motor fundamental de esta y otras publicaciones de la academia y les entrega todo su entusiasmo y devoción a una labor fundamental. Paralelamente se desempeña como Secretario de la Junta Directiva.

Celebramos, con todo nuestro entusiasmo, que las Academias venezolanas, lejos de amilanarse por las agresiones de que han sido objeto por parte de las altas "autoridades" nacionales, se han volcado a proyectar sus funciones ante la sociedad y producen, además de sus importantes desempeños, estos y muchos otros libros que son testimonio del acontecer nacional y de las labores de los sectores estudiosos de nuestra querida Venezuela.