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Sábado 22 de diciembre 2012

¿Alvarito o los otorongos?

Por: Francisco Diez-Canseco Távara
¿Alvarito o los otorongos?
Foto: periodismodeverdad.com.ar

La competencia por la metida de pata de la semana ha estado encabezada, metro a metro, por Alvarito Vargas Llosa y los otorongos del Congreso de la República, entre los que ciertamente no se encuentra Yehude Simon.

¿Cómo se le ocurre a Alvarito -después de consultar con su familia, según ha dicho, aunque no necesariamente con su papá- publicar en La Tercera de Santiago de Chile esa malhadada “Carta Abierta” al Canciller del Perú? ¿Estaba obligado a hacerlo por un cargo de conciencia? ¿Y, asimismo, por razones de conciencia tenía luego que salir a defender los derechos de pesca de los chilenos en el mar territorial peruano que nos disputan en la Corte Internacional de La Haya? Este exabrupto sólo puede compararse, en el marco de nuestra política interna y guardando las distancias, con el aumento de gastos de representación que acaban de darse a sí mismos los otorongos del Congreso nacional cuya justificación central es que va a permitir que los representantes de provincias puedan tener mayor holgura económica para visitar sus predios y, obviamente, hacer campaña para la reelección.

La pregunta es: ¿Y los de Lima? Obviamente, podrán ahora desplazarse en limusina del Congreso a los pueblos jóvenes, organizar polladas más numerosas, obsequiar más juguetes por Navidad y otras cosas más que, a todas luces, no tienen nada que ver con su función de legislar y fiscalizar. El peligro es que se multipliquen los “comepollo”, “mataperro”, ”robacable” y otras especies de esa fauna inaceptable que pulula en los predios del Parlamento.

En lugar de desfilar por la pasarela televisiva explicando porque hizo lo que no debió hacer, Álvaro Vargas Llosa debería, hidalgamente, formular un mea culpa y recurrir a la vieja práctica nacional del perdón. A Alan García, hasta ahora, le ha dado muy buenos resultados. Y a su padre lo sacaría de un aprieto.

Los otorongos no tienen perdón de Dios. Aunque lo pidan, ya están excomulgados por la opinión pública. Pero, igual, pueden intentarlo eliminando el aumento y dejando de defender lo indefendible. Pero no hay visos de que quieran hacerlo.

Nota publicada en larazon.pe

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