El balance no es bueno. No es un tema electoral. Es un asunto de identidad y tendencia. El análisis no se reduce al 16-D. Viene rodando desde el 6-D 1998, cuando llegó Chávez al poder. Desde ese día y mucho antes, una gran parte del país se quedó empática a la imagen providencial, histórica y legendaria, del gran Mesías. Si le agregamos que el "taita mandamás" tiene los bolsillos llenos de plata y sus adversarios cabalgan sobre la misma "lacta", pues nada, el bálsamo es ese: padre-Estado: dame, quiéreme y resuélveme.
El análisis no es el que queremos oír ni va en dirección a nuestros intereses. El análisis debe ser asertivo y realista. Capriles representa una visión del país civilista, próspero y pluralista que anhelamos. Bien. ¿Pero calza la talla? Lo que nos ha enseñado la "era Chávez" es que todos sus oponentes se montan en el mismo discurso socialista, pueblerino y clientelar del máximo redentor. La tarjeta "mi negra", un discurso banal y re-misionero, hasta el mismo modo de vestir o de hablar, han reforzado la tendencia populista. Y se han entrampado. Han enaltecido escandalosamente el bozaleo y la personalización política. Capriles asumió tarde un discurso de contraste y se fue temprano a las duchas de Los Teques. No terminó de deslastrarse del esquema -soy como tú- que en su caso particular, supone una dramática contradicción. El pueblo a fin de cuenta busca alternativas frescas, capaces de atender y resolver las demandas sociales. Y nuestra oposición, aún no cala un cambio diferente al esquema hedonista -la nueva vedette soy yo.
Así las cosas, Chávez no solo eligió a Maduro para la continuar su legado. También "eligió" a Capriles como contendor. El sabe que Capriles no es un enemigo duro, ni comporta contraste real. Ya le dio lo que buscaba: Miranda. ¿O es que acaso Chávez y Tibisay no-podían impedirlo? De Capriles llegar a ser el rival de Maduro, no lo derrotará. El hueso duro para Maduro, es Cabello... Y para la oposición, el desafío es abrir el compás del consenso. Son tiempos de sensible transición... Hora de nuevos hombres, ideales y movimientos. Esa es la nuez de la cuestión. Falta saber si Chávez volverá. Mientras la incertidumbre "atrapa el análisis", revisemos cómo reparamos la fuga de gas... ¡porque el problema no es el sofá!