El año de Conga y de La Haya [Perú]

El año que está por comenzar tendrá dos puntos de inflexión política: el fallo en la corte de La Haya y el inicio del proyecto Conga. Ambos serán, en los planos externo e interno de la vida del país, una meta y a la vez un comienzo.

El debate y las movilizaciones por el proyecto Conga, en Cajamarca, han enfrentado no sólo a políticos y líderes de todo calibre y nivel, sino a dos concepciones del Perú, dos derroteros, dos perspectivas. Agua y oro, para un pueblo que necesita a gritos mejorar su bienestar y reducir la pobreza y la pobreza extrema, supuso una dicotomía fatal. O lo uno o lo otro, fue la consigna de grupos a la postre ideologizados y los acontecimientos a lo largo del año lo fueron dejando en evidencia.

Tras las acciones del presidente regional de Cajamarca, sus movidas políticas de toda índole y el eco que éstas han tenido en la población, el fantasma de la depredación ha quedado disipado. Tanto el peritaje internacional, sus conclusiones y recomendaciones, como la palabra autorizada de técnicos sin anteojeras ideológicas, han demostrado que el proyecto puede perfectamente empezar tomándose algunas previsiones para asegurar que el patrimonio acuífero regional no sea dañado. El extraordinario impacto que tendrá en la vida económica de la región se puede apreciar a simple vista, de la misma forma que se puede apreciar hasta qué punto el interés político puede sacrificar ese impacto por un discurso que no importaría mucho si no fuera porque no aporta nada al bienestar de la colectividad. De otro lado, es imperativa una acción empresarial responsable y solidaria, y para garantizarla tenemos al Estado. Nada más pero tampoco nada menos porque la derrota de la pobreza con la consecuente creación de riqueza es tarea de todos, sin dádivas, con competitividad y promoción de inversiones, al estilo de las economías más exitosas del mundo.

El fallo de La Haya será efectivamente una meta y un comienzo.

Nuestro único asunto pendiente con Chile será resuelto en derecho y así lo entenderemos. Años de estabilidad y de despegue serán coronados en ese acto de la justicia, no porque necesariamente nos den la razón sino porque con sólo plantearlo y desarrollarlo como lo hemos hecho ya hemos ganado y en ese espíritu proyectaremos, de igual a igual, relaciones amistosas y fructíferas con nuestro vecino (Con información del diario Expreso).