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REDES SOCIALES
Martes 25 de diciembre 2012

El conflicto personal contra el conflicto social

Por Lic. César Sánchez Olivencia
El conflicto personal contra el conflicto social
Foto: actualidad.variaditos.com

Preámbulo para evitar el conflicto

—¡Pátora! —los labios se le habían hinchado y parecían pelotas. Saliendo de la habitación contigua, Pastora se presentó alarmada.
—Pátora, tú que sabe equirbí, hame una cadta pa mandársela hata la Punta e la ila a ese caporá Basadúa, que nueta acá y sia ido pallá depué quiabló mal de mí. Yo te vua decí qué vas a poné en er papé.
—Ya, tata, vua traé papé y lápice —dijo la hija. Se metió en lo interiores de la casa y poco después regresó.

—Ponle ahí, Pátora—dijo don Andrés—, que su boca es una miera, que su diente es ota miera, su palaibra un montón de miera…Miera esa mula que monta. Miera su epuela. Miera su rebenque. Miera el sombreiro con quianda. Miera esa cotumbe e miera diandá mirando trabajo ajeno…Léemela, Pátora, a ve qué fartra.

Cuando la hija acabó de leer, don Andrés tenía un gesto de duda como si ya no confiara del todo en sus propias palabras.
—Oye, Pátora—dijo finalmente—quítale un poco e miera a ese papé.” (Cuento “Miera”, de Antonio Gálvez Ronceros).

El negro viejo tuvo el acierto de tomar la decisión de suprimir la “miera”, porque podía evitar a tiempo un conflicto con su superior.

La filosofía del conflictólogo

Esta debe ser la mentalidad para conflictuar en el Perú o en la China. Como decíamos ayer, el conflicto no es una amenaza sino una oportunidad para quitar la “miera” a los interlocutores. Una manifiesta amenaza de desacuerdo es una latente oportunidad de acuerdo. La filosofía debe ser que todo conflicto trae en su propio ser una solución. La clave es no esperar soluciones sino buscarlas. No te preocupes tanto por exponer qué poder tienes y lo que puede hacer sino lo que el otro necesita. Esto te permitirá adaptarse para darle solución a sus problemas.

La tesis es que el conflicto es una cosa normal. No debemos tener miedo al conflicto. El intento de resolver un conflicto contribuye a la salud de la democracia y facilita la gobernabilidad. Existen necesidades, aspiraciones y deseos que la ciencia económica, en cualquier lugar del mundo aún no puede resolver. El 85% de la población mundial vive en la pobreza. La vida está llena de problemas. Este es un axioma para todo el mundo. Es una evidencia que no requiere demostración. Otra verdad que nadie discute es que  los conflictos tienen su caldo de cultivo en las necesidades básicas insatisfechas.

Con estas premisas, litigamos con otras personas o grupos, tratando de decir algo y los otros están tratando de comprender algo. Pero no sucede ni lo uno ni lo otro. Esto se presenta sobre todo cuando no existen los mecanismos y procesos adecuados para dialogar, y hacer acuerdos que resuelvan, las diferencias o intereses. Pero hay otros conflictos que trascienden el nivel interpersonal, ya que articulan a muchos o varios individuos con similares demandas sobre afectación de sus derechos y necesidades humanas insatisfechas: los conflictos sociales.

La Presidencia del Consejo de Ministros, en 2011 se inspiraba en la siguiente definición: “Proceso social dinámico en el que dos o más partes o actores interdependientes perciben que sus intereses se contraponen (metas o cosmovisiones incompatibles, escasez de recursos, necesidades básicas insatisfechas, e interferencia de la otra parte para la consecución de sus metas u objetivos), adoptando acciones que pueden constituir una amenaza a la gobernabilidad y/o el orden público”. ¿Qué les parece?

El factor personal en el conflicto

Si un interlocutor toma asiento en la mesa de diálogo, pensando y actuando en función de que la otra parte es una amenaza, la solución es menos probable que si se impone el criterio de que ambas partes deben corregir errores y el diálogo es una oportunidad para llegar a un acuerdo en que todos resulten más o menos ganadores. Las personas que interactúan en un conflicto social requieren en primer lugar entender el conflicto en sus distintos aspectos, sus causas, su dinámica, los factores que contribuyen a su agravamiento, así como las oportunidades para su resolución. Tiene que ser  gente inteligente y flexible.

La idea de  conflicto social genera en muchas personas una serie de reacciones emocionales, intelectuales y físicas que se relacionan directamente con sus experiencias personales o grupales. No haber resuelto  o haber sido afectado negativamente por la solución de un conflicto hace daño al agente.  Este tipo de personas no pueden interactuar en un conflicto social. Las asociaciones dolorosas que provienen del subconsciente se constituyen en obstáculos insalvables para la solución de un conflicto social. Por eso el conflicto personal debe estar fuera del conflicto social.

La solución del conflicto no es cuestión de expertos. Es cuestión de sentido común, buena fe y voluntad de resolver con justicia. Un factor decisivo es que los interlocutores posean riqueza interior. Si no tiene nada en el alma, no podrán brindar nada en la mesa de diálogo: un vacío de sujeto. El objeto cuanto más significativo tanto más debe ser tratado por personas con calidad intelectual e inteligencia emocional. Dialogar para adoptar acuerdos justos es un tema de hombres justos. El engaño tiene corta vida. Lo dijo Lincoln:”Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.

Cómo debe hacerlo

La mente del agente debe tener muy claro estos tres factores del conflicto: concepto, actitud procedimiento (el qué el quién y el cómo) Qué entendemos por conflicto, quién es el que trata de resolverlo, cómo debemos actuar para resolverlo. El lenguaje y el tono de voz producen confianza o desconfianza. Por lo tanto, un secreto para triunfar en la vida es prestar atención a nuestra elección de palabras y el tono adecuado cuando nos comunicamos con otros. El lenguaje apropiado, en el momento apropiado con el sujeto apropiado; es la fórmula. "Creo que se resuelven todos los problemas con la conversación”, dijo Pérez de Cuéllar en julio pasado.

El lenguaje corporal es capaz de  enviar otros mensajes que no pueden expresar ni las palabras ni el tono de voz. Informan acerca del  nivel de auto-confianza, expresan una variedad de emociones y rasgos de la personalidad. La posición al sentarnos o al estar parados, o los ademanes cuando se habla, impacta en el mensaje a la otra persona. También incluye las expresiones faciales. Por eso el lenguaje corporal tiene que ser coherente con los otros lenguajes, y -sobre todo- con la condición de la persona. Un pobre hombre no puede proyectarse como un gran hombre. La imagen es la proyección del ser. La primera es menos importante que el segundo.

Otro aspecto importante es el comportamiento. Transmite entre otros rasgos: quién es el interlocutor, su carácter, su honestidad, cuánto  importa el otro interlocutor. Si nos comportamos apropiadamente podemos esperar muchos más éxitos que fracasos. El comportamiento en su mayor parte es modificable con un poco de introspección y determinación. El interlocutor de éxito tiene una perfecta coherencia en todos sus lenguajes. Equilibrio en sus propios recursos de comunicación. “Don Jesús, quiero comentarle algo…”, ¿no sería un buen inicio para el diálogo?

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